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Solidez catalana sobre la tierra

Eduard Esteve no ha cedido un solo set en todo el torneo vigués.
photo_camera Eduard Esteve no ha cedido un solo set en todo el torneo vigués.

Eduard Esteve jugará hoy la final del Torneo del Club de Campo y sueña con acabar el año en el top 200 de la ATP

La vida de un tenista no es fácil. Mucho más para los que (todavía) viven alejados de los grandes torneos del circuito ATP. A lo largo de esta semana se está pudiendo ver en Vigo a un buen puñado de estos deportistas sobre la tierra batida de las pistas del Club de Campo, en el torneo ITF que organiza la entidad, el segundo más antiguo  de España –lleva disputándose ininterrumpidamente desde 1940–.
Uno de estos aspirantes a brillar como profesional es Eduard Esteve (Reus, 1994). El tarraconense llegó a Vigo como segundo cabeza del torneo y ayer selló su pase a la final en un fantástico partido ante el barcelonés –y tercer favorito– Jaume Pla (6-4 y 6-4). "El tiempo está acompañando, es un sitio muy bonito y se está muy cómodo. La organización nos da muchas facilidades", comentaba Esteve al término de su partido de semifinales. "Las pistas son un poco lentas por estar tan cerca del mar y por la humedad. Las bolas no corren mucho pero igualmente estoy muy contento", explicó el primer finalista del torneo vigués, al que lleva acudiendo cuatro años consecutivos –en el torneo anterior fue subcampeón en dobles–.
El jugador reusense jugará hoy ante el también catalán Álvaro López su segunda final consecutiva, tras ceder en Xátiva ante Oriol Roca la semana pasada. "Me estoy encontrando muy bien. Álvaro está muy en forma, como ha demostrado esta semana ganándole a Zeballos (cabeza de serie número 4) y a Echazu (el número 5, que venía de derrotar a Víktor Durasovic, número 1). No existen finales fáciles pero me encuentro muy bien y quiero terminar bien la semana".
Pero más allá de que sea campeón o no en Vigo, la vida de Eduard es un ajetreo continuo. Entrena en el Club Barcino de Barcelona, donde realiza la pretemporada en diciembre y en enero. A partir de ahí, a viajar y a jugar por todo el mundo. Entre 25 y 30 semanas al año sin parar en busca de un hueco en el olimpo del tenis. Un proceso que conlleva sacrificios físicos, mentales y también económicos. "Estamos en el primer paso del profesionalismo y aquí toca invertir un poco al principio porque no se gana tanto dinero como en los torneos de mayor nivel. Por suerte tengo ayudas para el material, el club me ayuda. Es un esfuerzo económico pero si vas sacando resultados te puedes mantener bien".
Y para el futuro, Esteve se muesta ambicioso, porque soñar alto es la mejor manera de llegar lejos. "Esta semana estoy en el puesto 390 porque la semana pasada hice un buen torneo. Me gustaría intentar terminar el año entre los 200 primeros del mundo. Sé que es complicado pero aún queda la mitad de la temporada y ahora me estoy encontrando muy bien y anímicamente con muchas ganas. A ver si puedo terminar de la mejor manera", explicó Eduard, que desde Vigo, quiere saltar al cielo.

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