LA FINAL DESDE GALICIA

La segunda estrella gala también pasa por Vigo

Veronique Calvez y José González vivirán el partido de mañana con emoción desde Vigo
photo_camera Veronique Calvez y José González vivirán el partido de mañana con emoción desde Vigo

Veronique Calvez y José González reflexionan sobre la final en clave francesa

No hay nada más grande que la Copa del Mundo en el fútbol. Y no solo en lo estrictamente deportivo. Los Mundiales son fenómenos globales. Magnéticos. Atrapan por igual a especialistas y a profanos, a fieles y a ateos, a los que lo sufren de cerca y a los que lo viven a lo lejos. Francia ha vuelto a una final doce años después, pero espera que el desenlace no sea el del 2006, sino el del 98. Ese 12 de julio está incrustado en la historia de Francia como el día en el que su fútbol tocó el cielo. En París, ante Brasil y con la cabeza de un colosal Zinedine Zidane sirviendo para algo más que para leer el fútbol como el mejor de los académicos.
20 años han pasado desde entonces. Dos décadas (y media) que Veronique Calvez ha pasado en Vigo, a donde llegó en 1993 desde su Bretaña natal. "El título del 98 ya lo viví aquí y fue una gran fiesta", explica la directora de la Alianza Francesa de la ciudad olívica. "Después de tantos años conozco mejor a los jugadores españoles que a los franceses, pero a mí me está gustando", explica Calvez sobre el papel de los 'bleus'. "Creo que jugamos bien y nos parecemos al equipo del 98", añade sonriente. 
"En la fase de grupos dio la impresión de que jugaron a no desgastarse mucho, con un nivel normalito. Pero a partir de ahí se ha visto lo que es Francia: un equipo sólido y con mucha calidad en general". Así ve al equipo galo José González, propietario de la cafetería El Jardín, en Camelias, e hijo de la emigración. José llegó sin apenas saber hablar a París de la mano de sus padres, dos de tantos emigrantes gallegos que tuvieron que buscarse el pan lejos de su país, allá por los años 60. Las tres primeras décadas de su vida las pasó en la capital francesa, donde se enganchó al Saint Ettiene de Platini: "Por aquel entonces no existía el PSG y era el equipo que estaba de moda. Me gustó y empecé a seguirlo". González tuvo muchas vivencias en el país galo que le hicieron desarrollar un profundo cariño hacia él, aunque siempre sin olvidar sus raíces. "Tuve la suerte de estar en la final de la Eurocopa del 84 en París. Iba con España, pero ya que perdimos, por lo menos fue con Francia", explica sobre el célebre partido en el que la falta de Platini se escurrió por debajo del cuerpo de un Arconada inexpugnable hasta ese momento.
Ambos coinciden en el favoritismo de los pupilos de Deschamps el domingo por el "desgaste" de Croacia, que con sus tres prórrogas en otros tantos encuentros, acumula un partido extra en las piernas. "Es una final y va a ser muy reñida. Hay que ser cautelosos pero espero que ganemos", confiesa Veronique con un optimismo moderado. José va más allá y habla de un partido "muy igualado, con los dos equipos tanteándose" y advierte que "el que haga un gol antes lo tendrá de cara" para llevarse el partido. "Doy a Francia como favorita pero es fútbol. Puede salir mal algún detalle y eso te condena a este nivel. Pero cuento con que sean más dominadores, al menos en el juego". González se ajusta al guion establecido a la hora de elegir un jugador destacado en el torneo. "A mí me gusta mucho Mbappé. Es un fuera de serie, muy rápido, con mucha potencia y mucha técnica. Lo tiene todo", destaca, al tiempo que echa de menos "algo más" de Antoine Griezmann: "Creo que no ha sacado lo mejor de sí mismo en este Mundial. Es un jugador que tiene mucha calidad, que puede marcar las diferencias, pero que para mi gusto se le tendría que haber sacado más partido". La directora de la Alianza francesa, en cambio, sorprende cuando cita a Giroud como su jugador favorito durante el Mundial. "Puede que no se le haya visto mucho pero trabaja para el equipo", destaca Calvez, que no duda en destacar también a la defensa y por supuesto a Griezmann y a Mbappé.

Vivir el partido, desterrar prejuicios
Tanto José como Veronique se definen como aficionados al fútbol, aunque nada fuera de lo común. En el caso del propietario de El Jardín, no le queda otra que trabajar durante la emisión del partido, aunque reconoce que es un horario en el que no hay mucho volumen de afluencia y podrá ver la final más o menos tranquilo. "No organizamos nada especial pero sí tengo trato con emigrantes retornados como yo que vienen a visitarme de vez en cuando y un amigo que trabaja en PSA que suele pasar a tomar una cerveza porque conmigo puede hablar en francés y así se siente un poco más como en casa", explica.
En el caso de Calvez sí tiene programado un plan especial para ver el asalto de los de Deschamps a la segunda estrella. Trabajar en la Alianza Francesa, rodeada de compatriotas, facilita las cosas para organizar una buena quedada al son de la Marsellesa. "Todavía no sabemos muy bien dónde ni cómo lo haremos, pero veremos el partido todos los profesores de la Alianza juntos y espero que podamos celebrar la victoria", proclama.
Tratar con personas que conocen de primera mano la realidad de un país ayuda a guardar en un cajón profundo mitos y prejucios prestablecidos. "A nosotros siempre nos trataron muy bien. Mis padres tuvieron la suerte de dar con un jefe que era muy cercano con sus trabajadores. Era un hombre muy atento, siempre nos mandaba regalos en Navidades", explica José González para sepultar el mito de que los franceses son prepotentes y soberbios y tratan mal a los españoles por envidia. 
Veronique reflexiona sobre algo que llama la atención desde fuera: la multiculturalidad de un combinado más mundial que nacional. "Es algo que ya no sorprende, al menos en Francia. Lleva siendo así desde hace muchísimos años y es lo normal porque hay franceses con orígenes de todo el mundo. Lo importante es que se han ganado estar ahí con su trabajo", concluye Calvez, orgullosa de la multiculturalidad de su país. Igualito que en España.n

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