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Ribeira Sacra, el paisaje más visitado

Su candidatura a patrimonio mundial y a reserva de la biosfera aumenta el interés por un turismo interesado en descubrir destinos sorprendentes y alejados del bullicio

La Ribeira Sacra se ha convertido en el espacio natural más visitado de la Galicia interior. Junto con el Parque Nacional de las Islas Atlánticas, especialmente las Cíes, es el destino no urbano más concurrido y el que más turistas internacionales atrae. No es fruto de un boom, de una moda, sino de un largo camino que comenzó en la década de 1990 y que ahora pretende recibir un doble espaldarazo con las candidaturas a Patrimonio de la Humanidad y Reserva de la Biosfera, dos títulos complementarios que, por lo general son otorgados de forma muy diferenciada. 
El primero, tiene un componente cultural, de defensa de un patrimonio arquitectónico o artístico, aunque existen espacios que han sido elegidos por sus valores naturales y muy pocos por ambas razones. Galicia cuenta con cuatro: el casco histórico de Santiago de Compostela fue el primero de los gallegos en recibir el título de Patrimonio de la Humanidad (1985). Doce años después, lo recibiría el Camino de Santiago y en 2000 la muralla de Lugo. La Torre de Hércules fue, hasta ahora la última incorporación gallega al catálogo de lugares Patrimonio de la Humanidad.
Las reservas de la biosfera también son declaradas por la UNESCO. Galicia posee seis: Terras do Miño, fue la primera y se encuentra en la provincia de Lugo, al igual que la de Os Ancares,  e Montes de Cervantes, Navia y Becerreá y la del Río Eo, Oscos e Terras do Burón. A Coruña posee una, en torno a sus Mariñas y las Terras do Mandeo, que fue la última incorporación hasta ahora. Ourense, consiguió la segunda de las gallegas, con la Reserva de la Biosfera del Área de Allariz, con los ríos Arnoia y Limia como ejes fluviales y la única transfronteriza: Xurés-Gerês. Estas seis reservas de la biosfera representan el 25 por ciento del territorio gallego.
La Ribeira Sacra, ya amparada por la declaración de Bien de Interés Cultural, abarca una extensión de 180 kilómetros cuadrados situados en veintidós municipios de las provincias de Lugo y Ourense, dentro de la cuenca del último tramo del río Sil antes de confluir con el Miño y parte de éste río en su tramo desde Os Peares hasta Portomarín. Igualmente incluye el Bibei a su paso por a Pobra de Trives, y parroquias de algunos municipios colaterales pero que están históricamente vinculados a la Ribeira Sacra, como sucede con Montederramo y Xunqueira de Espadanedo.
Aunque existe una gran diversidad paisajística, el eje central del mismo lo constituyen los cañones del Miño y del Sil, en el ámbito del patrimonio histórico y monumental, lo conforma su nutrido catálogo de monasterios y cenobios medievales en los que se encuentran elementos prerrománicos y paleocristianos, como San Pedro de Rocas y prácticamente todo el repertorio arquitectónico de la arquitectura religiosa de las edades media y moderna: románico, gótico, elementos de transición, renacimiento, barroco… Pero el patrimonio monumental es mucho más: castillos, puentes, núcleos de población, pazos… y un modelo de cultivo que ha conseguido integrarse en el paisaje y convertir un terreno totalmente adverso en una de sus señas de identidad: los bancales de la viticultura heroica.

UN PAISAJE ABANDONADO
Hace poco más de treinta años sin embargo, los cañones del Sil y del Miño era un paisaje prácticamente desconocido. Un lugar al que acudían en vacaciones los emigrantes que retornaban a su lugar natal o la casa de sus ancestros, por carreteras de difícil acceso y muy mal conservadas. Fue a partir de la década de 1990 y sobre todo a partir de la creación de la denominación de origen Ribeira Sacra, cuando el territorio comenzó a llamar el interés de un tipo de viajero que sentía curiosidad por las imágenes que veía en algunos libros y escasos folletos turísticos en los que se promocionaba. Apenas existían plazas hoteleras e itinerarios definidos para guiar al turista de manera que encontrase los miradores y el acceso a los monasterios.
El turismo internacional, sobre todo el inglés comenzó a llegar en los últimos años del siglo XX y, de manera especial en los primeros del XXI. 

LOS INGLESES TOMAN LA RIBEIRA SACRA

Un documental, emitido por la BBC en 2003 supuso un punto de inflexión para el turismo británico, siempre atento a los rincones más singulares del mundo. Los británicos no solo se sintieron atraídos por el paisaje, los monasterios que daban nombre a este territorio, los vinos y la gastronomía. También por la sinuosa línea ferroviaria que serpenteaba siguiendo el curso del Miño y del Sil. Poco tiempo después de quedar constituido el Galaico Expreso en el Museo Ferroviario de Galicia con sede en Monforte, aficionados británicos fletaron durante varias temporadas el tren con la Mikado al frente para recorrer la vía desde Ourense, siguiendo el curso por Barra de Miño, Peares hasta Monforte, y luego seguir el curso del Sil aguas arriba hasta los confines de la provincia de Ourense.
La impresión que causó en muchos turistas hizo que algunos se decidieran a fijar su residencia en este paisaje tan alejado del bullicio urbano y otros adquiriesen y restaurasen viejas casas de aldea con idea de establecerse en ellas tras su jubilación.
The Guardian publicó varios reportajes sobre la vendimia en los cañones del Sil destacando ese carácter casi épico de realizar todo de manera manual, en condiciones en las que el agreste terreno lo pone todo en contra del esfuerzo humano. La curiosidad por sus vinos llevó luego al resto y el pasado verano dedicó un amplio reportaje a la Ribeira Sacra como destino turístico de una España diferente de la que los ingleses están acostumbrados a visitar, de sol y playa. En ese reportaje, describía la Ribeira Sacra como “una de las zonas menos conocidas y más misteriosos de España. Sus ríos, Miño y Sil, que se encuentran en el corazón de la región, moldean el paisaje, arrancando vastos cañones y valles vertiginosos. Bosques tupidos enmarcan estos ríos y esconden monasterios medievales, cuya presencia le da a la zona una especie de espiritualidad silenciosa”.

EL VINO, EL GRAN VALEDOR

Un año antes, el New York Times recomendaba los vinos de la Ribeira Sacra de la mano de su crítico gastronómico y creador de su “Escuela de vino”, Eric Asimov.  Sobrino de Isaac Asimov, el más prolífico de los escritores de ciencia ficción de todos los tiempos, se convirtió en el gran valedor de esta denominación de origen. Asimov destacó en su artículo “Conoce la introvertida extrovertida Ribeira Sacra”  el origen romano de los bancales labrados en peligrosas gargantas sobre los que se cultiva un vino moderno que todavía están descubriendo ellos mismos”. En su artículo termina con la recomendación de tres vinos: Décima 2014, Guímaro 2015 y Viña Caneiro 2012, un vino que no se encuentra en Galicia porque está elaborado específicamente para la exportación en Estados Unidos por la bodega Don Ventura, de Pantón. Con anterioridad, la Ribeira Sacra había llegado a la mesa de la Fiesta de la Hispanidad. organizada por Obama con Peza do Rei de Adega Cachín. 
El vino se ha convertido, así, en el gran valedor de la Ribeira Sacra en el mundo y al mismo tiempo en el motor del desarrollo de un territorio que gracias a la viticultura genera empleo y riqueza, abrió una nueva vía al turismo enogastronómico y sostiene uno de los pilares del paisaje singular de este territorio: la viticultura heroica en empinados bancales que aprovechan las cortadas gargantas del Miño, el Sil y el Bibei siguiendo el modelo desarrollado primero por los romanos y después por los monjes de la Edad Media. 
A las dos cadidaturas para las catalogaciones de la UNESCO, la Reserva de la Biosfera y el Patrimonio de la Humanidad, la Ribeira Sacra podría sumar una tercera, precisamente por esa ancestral viticultura tan pegada al paisaje, que es la de Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial que promueve la FAO y que en la península Ibérica solamente poseen tres: las salinas del valle salado de Añana (Álava), la producción de uva pasa de la comarca de la Axarquía (Málaga) y el sistema tradicional silvopastoril de las tierras del Barroso en los municipios portugueses de Boticas y Montalegre, en la frontera con la provincia de Ourense. En todos ellos se valoró fundamentalmente el carácter tradicional de las técnicas de explotación, y su preservación sostenible, cualidades que se dan en la Ribeira Sacra.
 

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