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La batalla de Waterloo

Kevin De Bruyne y Kylian Mbappé protagonizarán un duelo de fútbol eléctrico esta noche en San Petesburgo
photo_camera Kevin De Bruyne y Kylian Mbappé protagonizarán un duelo de fútbol eléctrico esta noche en San Petesburgo

Bélgica y Francia reeditan la batalla napoleónica por un puesto en la final (20:00, T5) 

El sueño de Bélgica o la pesadilla de Francia. Repetir la historia o reescribirla. Así afrontan hoy las selecciones de Roberto Martínez y Didier Dechamps (20:00, T5) una reedición moderna y futbolística de la batalla de Waterloo, localidad belga que sepultó para siempre las ambiciones de Napoleón Bonaparte el 18 de junio de 1815. Aquel día, Bélgica ni siquiera existía. 200 años después, los 'Diablos Rojos' están ante una oportunidad histórica y esta vez no se conforma con ser tumba; quiere ser verdugo.
Para llegar hasta aquí, el equipo del ilerdense Roberto Martínez ha alternado fogonazos de fútbol eléctrico y fulgurante, con los que tumbó a Brasil, y sufrimiento derivado de su endeblez defensiva, que le hizo tener que remontar un 2-0 a Japón en octavos de final. Pero sobre todo, ha mostrado al mundo que el fulgor individual de los Hazard, Lukaku, Mertens, Carrasco o Courtois se ha transformado en poderío colectivo. Y todo ello gracias al cemento flamenco de Kevin De Bruyne, un futbolista de transiciones hasta que Guardiola se cruzó en su camino y le convirtió en el centrocampista total. El  jugador de Flandes es el eje de un equipo que sueña alto y ya sea como manantial, rápido, cascada o desembocadura, ha hecho fluir el fútbol belga como el más caudaloso de los ríos. 

En clave 'Bobby'
Si De Bruyne es el que ejecuta la idea sobre el verde, Roberto Martínez es el ideólogo, el hacedor de esta Bélgica. El catalán, que tuvo que irse a Inglaterra para hacer carrera, ha llevado a la selección belga a igualar su techo histórico en un Mundial. "Es por él que estamos aquí", afirmaba Chadli; "nos ha hecho creer en nuestras posibilidades, sentencia De Bruyne. La incidencia de 'Bobby' Martínez ha dado el salto de calidad necesario a esta generación con su conocimiento táctico. Tras el cambio de dibujo contra Brasil, en el que pasó de los tres centrales con los que jugó todo el torneo a una defensa de cuatro, resta saber qué esquema empleará contra Francia. La baja de Meunier, por acumulación de tarjetas, podría invitar al ilerdense a regresar a la defensa de tres. Sin embargo, el peligro de Mbappé por la derecha pone en jaque esta opción, que Carrasco, el habitual lateral izquierdo, no está capacitado para frenar al jugador del PSG. Por ello, es muy posible que Bélgica repita el once de los cuartos de final con Vermaelen en el centro de la zaga y Alderweireld cubriendo el lateral derecho que deja libre Meunier, con Fellaini y Witsel cementando el centro del campo y con De Bruyne con libertad total para asistir a Hazard y Lukaku tanto en las transiciones como en los ataques posicionales de los 'Diablos Rojos'.

Dechamps no quiere ser Napoleón
Las ambiciones de Bonaparte murieron en Waterloo tras escapar de su destierro en la isla de Elba. Didier Dechamps volvió a un gran torneo después de perder con Portugal en la final de su Eurocopa con la convicción del ganador intacta. Como Napoleón, no le importa lo que piensen de él y, como Napoleón, es un estratega convencido de sus formas. Deschamps dejó fuera del Mundial a Rabiot y a Benzema para armar un equipo musculoso, rocoso y feo, pero también efectivo. Su fútbol no ha deslumbrado en Rusia y sin embargo ha dejado la sensación de que es la selección más fiable de las 32. Robar y salir es su receta y Kylian Mbappé, su estilete. La joven estrella del PSG ha surgido para dar la velocidad final a Francia y será la mayor amenaza de Bélgica en el duelo de hoy.

Francia:  Lloris; Pavard, Umtiti, Varane, Lucas; Pogba, Kanté; Mbappé, Griezmann, Matuidi; y Giroud.
Bélgica:  Courtois; Alderweireld, Kompany, Vermaelen, Vertonghen; Witsel, Fellaini, Chadli, De Bruyne; Hazard y Lukaku.

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