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Kristoff quiebra al sprint el sueño de Bauer

El neozelandés Jack Bauer llora desconsolado tras quedarse a 50 metros de ganar la etapa.
photo_camera El neozelandés Jack Bauer llora desconsolado tras quedarse a 50 metros de ganar la etapa.

El noruego logró su segunda victoria en el Tour al frustrar una fuga de 222 kilómetros

El noruego Alexander Kristoff (Katusha) salió por la puerta grande en la ciudad taurina de Nimes, donde remató al sprint una faena que le otorgó su segundo triunfo en el Tour en una jornada rápida (45 kms./hora), previa al día de descanso, que mantuvo a Vincenzo Nibali (Astana) como dueño del maillot amarillo.
Triunfo agónico para el ciclista de Oslo, de 27 años, después de evitar una encerrona de André Greipel, que le desplazó hacia las vallas, y progresar como un cohete para imponerse por delante del australiano Heinrich Haussler (Iam) y del eterno segundón, el eslovaco Peter Sagan (Cannondale).
Todo el grupo de 'guepardos' acabó con la ilusión de Jack Bauer a escasos 50 metros de la raya, después de que el neozelandés estuviera escapado desde el kilómetro uno de la décimo quinta etapa entre Tallard y Nimes, que constaba de 222. El ciclista del Garmin se vio privado del sueño de su vida por una marabunta que no entiende de sentimientos. En el Tour nadie regala nada.
Lágrimas de pena y rabia de Bauer, inconsolable. Cara de resignación en Sagan, que no encuentra la manera de llevarse una etapa a la boca, y de felicidad en Kristoff, quien ya saboreó la gloria en la jornada de Saint Etienne.
En la etapa, los favoritos sin novedad. Todos entraron en el mismo tiempo. Nibali viste de amarillo perenne, vive de manera placentera su Tour, mientras sus rivales se pelean por los otros dos escalones del podio. El 'Tiburón' llegó a la deseada jornada de descanso con una buena renta de 4:37 minutos sobre Alejandro Valverde, su rival más próximo ante la inminente llegada de los Pirineos.
El viento y la tormenta previstas eran las principales dificultades en el viaje hasta Nimes, punto de paso entre Alpes y Pirineos. Una llamada a los sprinters, que no faltaron a la cita, aunque para ello hubo que vivir un final que hubiera firmado Agatha Christie.
La escapada la iniciaron nada más bajarse la bandera el tetracampeón de Suiza, Martin Elmiger (Iam), de 35 años, un corredor que acumula 550 kilómetros en escapadas, y el neozelandés Jack Bauer (Garmin). Nadie podía imaginarse que la alianza iba a durar hasta bien entrada la recta de meta, a un paso de la raya, pero los dos fugitivos fueron solidarios y no regatearon una pedalada con tal de soñar con un triunfo en el Tour. Llegaron a tener 8 minutos de ventaja, pero en cuanto empezaron los movimientos atrás la diferencia menguó de manera considerable.
El viento aceleró al pelotón, nervioso porque soplaba lateral y por tanto existía la posibilidad de cortes por abanicos, pero la caza no se materializaba. El Giant Shimano de Kittel y el Lotto de Greipel tomaron cartas en el asunto según se acercaba la meta, aunque fue el alemán Tony Martin (Omega) quien destrozó con sus acelerones cualquier tipo de control. Un final anárquico, peligroso, con el suelo mojado y muchos intereses por discutir.
Elmiger y Bauer, con un puñado de segundos ya estaban en las calles de Nimes, a tope, entregados. Pasaron la bandera de último kilómetro con apenas 13 segundos. Aún soñaban. Nadie había lanzado el esprint todavía. Todo cambió en un suspiro. Lo que tardó Kristoff en remontar desde lejos, sortear la maniobra de Greipel y zamparse a Bauer, un héroe sin recompensa después de una súper escapada. Por 50 metros, después de 221,95 kilómetros de fuga.n

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