Un último penalti lanzado por el pivote español Julen Aginagalde permitió ayer al Kielce polaco, que dirige el también español Talant Dujshebaev, proclamarse por primera vez campeón de Europa, tras imponerse en la tanda de penaltis al Veszprem húngaro, en una final de la Liga de Campeones que concluyó con empate (35-35) tras la prórroga.
Tiempo extra al que nadie hubiera podido imaginar que se tendría que llegar, tras los nueve goles de ventaja (19-28) con los que el conjunto magiar, que entrena el español Xavier Sabaté, llegó al último cuarto de hora de la segunda mitad.
El Kielce igualó la contienda a falta de cuatro minutos, tras endosar un demoledor parcial de 9-0 a un Veszprem que estuvo sin marcar más de doce minutos. Pudo, incluso, llevarse la contienda en el tiempo reglamentario, pero el meta Mirko Alilovic, que detuvo dos penaltis en los últimos cinco minutos, obligó a los de Dujshebaev a forzar la prórroga con un gol final (29-29) de Krzysztof Lijewski.n
