TOUR DE FRANCIA

Una estrella en la tierra

Vincenzo Nibali escucha emocionado en el podio el himno de Italia.
photo_camera Vincenzo Nibali escucha emocionado en el podio el himno de Italia.

Nibali, convertido en un ídolo en Italia, no encaja con el prototipo de una figura del deporte

Vincenzo Nibali, nacido en Messina hace 29 años, entró ayer en la historia del ciclismo nada más cruzar la meta en los Campos Elíseos de París como vencedor del Tour. El 'Tiburón del Estrecho' ya está junto a Anquetil, Merckx, Gimondi, Hinault y Contador en la lista de ganadores de las tres grandes.
Un título ganado a pulso por un deportista que ha despertado la ilusión de los italianos, que en tiempo de crisis y escándalos políticos y sociales ven en él a un chico ejemplar, una persona tranquila, sencilla, que no encaja con la imagen típica de las megaestrellas del deporte.
En su tierra, Sicilia, a la que no renuncia y siempre tiene presente, sus paisanos lo adoran. En Mesina es un ídolo. Algunos restaurantes han añadido el nombre Nibali al 'arancino', un guiso de arroz frito con carne de tono rojizo. Ahora esta comida la sirven de color amarillo en honor del líder del Tour.
Los títulos en la Vuelta (2010), Giro (2013) y Tour (2014) no es sino el resultado de una línea ascendente en su carrera. Cuenta con 7 podios en las grandes y cerca de los 30 años ha encontrado, según su director, Martinelli, el equilibrio físico y mental para que los éxitos sigan muchos años.
Nibali no es Pantani, que fue su ídolo. No se le conoce escándalo alguno ni sospecha fundada relacionada con el dopaje y no rehuye las preguntas al respecto. Sus ganas de mejorar, su ambición, es lo que le caracteriza, de ahí que sea un escualo en carrera.
La historia de Nibali es la de aquellos italianos emigrantes que se fueron del país para buscar por el mundo una vida mejor. A los 17 años dejó Sicilia para ser ciclista y se ubicó con una familia en Mastromarco (Toscana). Una revolución en su vida que le enseño a asumir responsabilidades.
Convertido en el séptimo italiano en ganar el Tour, tendrá que poner a prueba su humildad y carácter tranquilo cuando regrese a Italia. Unos cuantos criteriums le reforzarán notablemente la cuenta corriente la próxima semana, y luego, los homenajes.
La bicicleta siempre fue su pasión, aunque su primera vocación fue el atletismo. La primera bici la tuvo con 8 años. Se la fabricó su padre con retales, pero hasta los 14 no compitió. Quedó segundo por un despiste.
Ahora reside en Lugano (Suiza), cerca de Contador. Aunque el ciclismo es parte fundamental en su vida, su hija de cinco meses, Emma Vittoria, y su mujer Rachele son su referencias nada más pasar por la línea de meta. Su facilidad para desconectar con el ciclismo "es alucinante", dice Martinelli.n

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