La justicia francesa falló la semana pasada a favor del tenista español Rafa Nadal, quien denunció en 2016 a la exministra de Deportes de Francia, Roselyn Bachelot, por declarar en un programa de televisión que el mallorquín se había dopado.
La exministra declaró que estaba contenta, porque la sanción había sido menor a lo pedido por Nadal. Bonito consuelo. No se arrepentía de lo dicho, aunque confesó que simplemente se hizo eco de lo que otros habían afirmado. Sólidos y fiables argumentos.
Resulta curioso que Bachelot fuese tan lanzada contra los "sospechosos" deportistas españoles y tan miope con respecto a los numerosos casos, probados, en su propia casa.