CELTA-ELCHE

Una víctima del juez y parte

El céltico Andreu Fontás trata de frenar al ilicitano Coro; el Elche no tuvo ninguna pegada hasta el penalti. // JV Landín
photo_camera El céltico Andreu Fontás trata de frenar al ilicitano Coro; el Elche no tuvo ninguna pegada hasta el penalti. // JV Landín

El Celta, adormecido de inicio, mereció ganar al Elche en la segunda parte, pero un penalti inexistente lo impidió

La noche de autos comenzó adormecida y acabó escandalizada. El Celta tardó en encontrarse 45 minutos pero cuando lo hizo fue lo bastante superior al Elche –que fue valiente adelantando líneas pero careció totalmente de remate–  como para adelantarse en el marcador. Y tenía los tres puntos en el bolsillo hasta que Velasco Carballo señaló como penalti una caída del visitante Víctor en el área a falta de tres minutos a todas luces interpretada por el jugador visitante. Ya no hubo tiempo para enmendarlo. Porque se perdió en la primera parte y porque el árbitro ajustó bien el golpe. Empate muy escaso y muy cabreante. 
La primera mitad fue de fútbol silencioso, inapreciable. Llovía miudiño y el fútbol fue miudiño. De ése que sólo llena libretas de táctica pero que no llena la vista. Porque el Elche no vino a Balaídos a encerrarse, pese a lo que pudiese esperarse  de un equipo de la zona baja sin su delantero estrella (Jonathas). Los ilicitanos anunciaron que tratarían de incomodar a los célticos y a fe que lo consiguieron. Adelantando líneas en cuanto podían, la presión visitante fue más efectiva que la local. Y los pupilos de Berizzo no saben jugar –o saben menos– cuando el juego no fluye desde atrás.
Y eso que la primera acometida ofensiva fue celeste. Primero, una contra llevada por Krohn, continuada por Orellana y mal cabeceada por Charles. Después, con una arrancada de Jonny por banda izquierda –los laterales tenían consigna de sumarse al ataque y de ampliar el frente de ataque– que permitió a Orellana probar suerte desde fuera del área y encontrar los puños de Tyton. Tal nombre corresponde al meta polaco del conjunto alicantino, que no volvió a aparecer en el resto de la primera parte porque no le hizo falta a su equipo.
El planteamiento del Elche seguía incomodando a un Celta nada eléctrico e impreciso en los pases sobre un terreno de juego muy mojado, pero que aguantaba bien. Y arriba, los visitantes apostaban por la movilidad de Aarón, Víctor y Fajr, que propició alguna vibrante circulación por el frente del área celeste acabando con centros desde la banda que, eso sí, nunca encontraron rematador. De hecho, lo más cerca que estuvieron los de Fran Escribá de asustar a Sergio fue con un disparo de Fajr desde fuera del área que se fue alto. Y era ya el minuto 44.
No hubo más 'high lights'. Ni media bombilla. El resto del fútbol se perdió en pases en el centro del campo sin apenas profundidad porque el Elche le estrechaba los espacios al Celta con orden. Como el ímpetu era mínimo, el desequilibrio no existió; y como la torrija era máxima, la calidad individual no apareció. Así, si alguno de los dos equipos se fue satisfecho al descanso –seguro que espectador ninguno– ése fue el Elche. Su plan, al menos, había funcionado. El del conjunto celeste dormitaba. Los metros que dejaba tras de sí la defensa ilicitana al adelantar líneas era el espacio que a los célticos les faltaba para que su futbol respirase y había que colonizarlo.
Con ese ánimo salió el equipo vigués para la segunda parte. Queriendo salir del letargo, quebrando la preocupante tendencia al aburrimiento que rondaba el partido. Y la primera ruptura fue de Fontás, con una incorporación desde atrás para que apareciese Orellana y su centro sin demasiado norte encontrarse un remate acrobático de Charles que detuvo Tyton –el portero polaco mentado hace unos cuantos párrafos–. Fue el aldabonazo de salida y en el siguiente cuarto de hora, el equipo vigués generó hasta cuatro ocasiones de peligro. Entre otras razones, porque la magia de Nolito apareció.
Un ajustado fuera de juego de Charles, un error de Krohn en el uno contra uno ante Tyton y una posible mano dentro del área de Lombán a tiro de Orellana precedieron a la acción del gol celeste. El desequilibrio necesario lo creó primero Jonny sacando rápido de banda y después Nolito devolviéndole el balón al lateral girándose ante dos rivales para que éste entrase en el área sin oposición y buscase al pase atrás para que Krohn –sí, Krohn– marcase.
Faltaba media hora y Escribá movió ficha. No quería fiarlo todo a las acciones a balón parado y volvió a ser valiente. Puso en el campo, de forma consecutiva, a Herrera, Rodrigues y Álvaro. Todo lo que tenía sin Jonathas. En el Celta, Berizzo esperó al minuto 75 para apostar por Álex López para intentar tener el balón.
Ése era el plan. Funcionó de forma aceptable, porque el Elche pudo colgar balones sobre el área celeste, pero seguía adoleciendo de falta de remate. Hasta que Velasco Carballo se lo dio. Uno de esos balones aéreos le cayó al ilicitano Víctor de espaldas a la portería, tocó el balón hacia atrás y se dejó  caer ante la presencia de Krohn. El contacto, de haberlo, fue mínimo. Dio igual. Lombán se encargó de  tirar la pena máxima y de empatar cuando sólo restaban tres minutos.
La noche de autos se cerró entre el enfado generalizado del Celta y Balaídos. Un punto no es justo.

Celta :
Sergio Álvarez; Hugo Mallo, Gustavo Cabral, Andreu Fontás, Jonny Castro; Augusto Fernández, Nemanja Radoja (Pablo Hernández, min.89); Fabián Orellana (Alex López, min.75), Michael Krohn-Dehli, Manuel Agudo 'Nolito;  Charles Dias (Joaquín Larrivey, min.84).
Elche:
Tyton; Damián, José Ángel, Lombán, Cisma; Pasalic (Cristian Herrera, min.67), Adrián; Víctor, Fajr, Aarón (Rodrigues, min.70); Coro (Álvaro, min.76).
Goles:
1-0, m.60: Krohn-Dehli; 1-1, m.87: Lombán, de penalti.
Árbitro:
Velasco Carballo (colegio madrileño). Amonestó a Radoja, Hugo Mallo, Fontás, Cabral, Krohn-Dehliy Álex López por parte del Celta, y a José Ángel y Cisma por la del Elche.
Incidencias:
Estadio municipal de Balaídos, con 14.386 espectadores en las gradas.

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