Han sido ventas selectivas pero muy beneficiosas en lo económico.
El Celta lleva años de increíble bonanza económica tras haber salido del desierto del proceso concursal y, en buena medida, los continuos beneficios con los que está cerrando sus ejercicios se deben al traspaso de un puñado de jugadores.
El negocio de la venta comenzó a final de la temporada 12/13 con el adiós –al final hasta luego– de Iago Aspas al Liverpool, a cambio de unos 9 millones de euros. Por entonces, dicho dinero fue bien recibido al haber asumido ya en los meses anteriores que el canterano daría el salto a un equipo de mayores aspiraciones. Con todo, con el paso del tiempo esta operación tuvo una segunda parte con la recompra del moañés al Sevilla por unos 6 millones de euros.
La siguiente operación fue mucho más inesperada. En verano de 2015, el Valencia se vino a Vigo por el canterano Santi Mina y se lo llevó por 10 millones de euros, la cantidad estipulada en su cláusula de rescisión. Una merma en lo deportivo pero en lo económico todo un empujón. Ese mismo año, otra salida inesperada: la de Augusto Fernández al Atlético en pleno mes de diciembre a cambio de más de 4 millones de euros.
Al siguiente verano, de 2016, la venta más importante del Celta en toda su historia: Manuel Agudo 'Nolito' se fue al Manchester City a cambio de 18 millones de euros. Y este mismo verano, otra salida no planeada, la del canterano Pape Cheikh al Olympique de Lyon por más de 12 millones.
