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Un gran proyecto nonato

Los equipos de balonmano vigueses habían mostrado su apoyo al proyecto del Celta.
photo_camera Los equipos de balonmano vigueses habían mostrado su apoyo al proyecto del Celta.

El Celta ultimaba un equipo de balonmano que no saldrá por problemas de plazos y pabellón

En el último paso, todo el trabajo quedó en nada y Vigo perdió la oportunidad de acoger y de disfrutar un proyecto de balonmano ambicioso, serio y con futuro. El Celta tenía decidido apostar por la creación de un equipo que, a corto y medio plazo, pudiese pelear en la Liga Asobal con los equipos de primer nivel. Para ello, se apoyó en la sabiduría y en los contactos del ex jugador José Ángel Fernández 'Cerillo', gran impulsor de una idea que contaba con el respaldo tanto de la Federación Española, con el presidente Francisco Blázquez a la cabeza, como de la Federación Gallega, con José Luis Pérez Ouro al frente. Sin embargo, problemas de fechas y de disponibilidad de instalaciones han dado al traste en las últimas horas con el deseo de todas las partes implicadas.
El proyecto estaba ya diseñado, presupuesto incluido, para una primera temporada que sería en División de Honor Plata, con miras a ascender en dos o tres campañas. El precio de la plaza estaba pactado con el Granollers, club habitual en estas lides. Pero los tiempos se fueron echando encima mientras se trataba con el Concello de Vigo la manera de ubicar este nuevo equipo dentro del panorama de instalaciones deportivas de la ciudad, ya que el proyecto requería del pabellón central de As Travesas para poder explotar de forma adecuada la iniciativa desde los puntos de vista social, deportivo y económico. El clima de desconfianza existente hoy por hoy entre Celta y Concello no ayudó a acelerar los procesos para que los plazos pudiesen cumplirse, premura temporal que al final ha dado al traste con el proyecto.
El adiós es, para esta temporada, definitivo. Y, muy probablemente, será complicado retomarlo en futuras campañas, ya que la Federación Española estudia ahora mismo acabar con la política de cesión de plazas. Sin la posibilidad de salir al menos en Plata, el Celta vería complicado apostar por este nuevo equipo.

Un trabajo minucioso
El trabajo, con Cerillo de negociador, había sido minucioso. Porque el Celta quería un equipo que no encontrase la contestación del entramado de clubes de balonmano ya existente. Y ese extremo se logró, pues todas las entidades viguesas acogieron sin rechazo la idea. En Praza de España dieron el visto bueno a todo lo presentado, tomando la decisión de involucrarse en un club de otro deporte ajeno al fútbol, algo que hasta la fecha siempre había rechazado. 
Servía, entre otras cosas, para poner de manifiesto su arraigo en Vigo, puesto en duda por la polémica con el Concello sobre el estadio de Balaídos. Finalmente, la apuesta se truncó y la ciudad se queda sin balonmano de élite. n

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