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Todo lo que el himno ha unido

La habitual esquina destinada a los aficionados del Celta en Riazor estuvo ayer a rebosar. En la imagen, durante el mosaico inicial.
photo_camera La habitual esquina destinada a los aficionados del Celta en Riazor estuvo ayer a rebosar. En la imagen, durante el mosaico inicial.

Riazor se llenó en otro derbi sin incidentes y con comunión entre el millar de célticos y la plantilla tras el triunfo

Epicuro no disfrutaría ayer demasiado del partido. Incluso, más de un aficionado céltico, tendente al edonismo tras el fútbol vivido en los últimos años, tampoco lo haría. Pero era un derbi y, en tales casos, todo se sustancia en el marcador. Hubo esfuerzo, un retazo de calidad y, sobre todo, victoria. Desde Vigo o desde la esquina de la grada de Riazor ocupada por el casi millar de seguidores del Celta,  nadie –o casi nadie– pide más en un duelo con el Deportivo, nadie –o casi nadie– quiere más, nadie –sin el casi– necesita más.
Volvió a ser un derbi blanco, no amistoso pero amigable. Con rivalidad y alguna que otra leve salida de tono de esas manejables, con miradas cruzadas y con cánticos y pitos centrados en el céltico Iago Aspas. Pero parece que nada que empieza con el himno gallego cantado al unísono por las dos aficiones puede derivar en algo malo.
Porque ese cántico inicial e iniciático acompañó el saludo entre los dos equipos antes de arrancar el encuentro, mientras Riazor se poblaba con un amplio mosaico más elaborado en el fondo de los Riazor Blues. En su esquina, el millar de célticos, que a mediodía dejaron Vigo todavía imbuidos de la felicidad europea de Krasnodar, mostró desde el primer minuto su predisposición al ánimo. Desde allí, sufrieron, se sintieron orgullosos del esfuerzo del equipo, bailaron con el gol de Aspas y festejaron al final, con doble encuentro con los jugadores: uno nada más acabar y otro tras responder éstos a su solicitud de volver a salir. Y salieron todos, hasta el cojeante Guidetti.
Tras el choque, la única disputa fue valorar la celebración de su gol de Aspas: parado ante los Riazor Blues señalando su escudo. Un desencuentro sin llegar a mayores.

Hubo detalles de convivencia entre las dos aficiones, aplauso mutuo entre equipo y afición celeste al final y elaborado tifo de Riazor Blues.

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