SERGIO ÁLVAREZ. Portero del Celta

"Con el tiempo se valorarán más las semifinales"

El portero del Celta Sergio Álvarez posa en la Gran Vía horas antes de poner punto final a la temporada.
photo_camera El portero del Celta Sergio Álvarez posa en la Gran Vía horas antes de poner punto final a la temporada.

El guardameta de Catoira considera que el Celta ha hecho una "gran campaña" y destaca el papel de la cantera y la "comunión" existente con la afición

Horas antes de que Eduardo Berizzo anunciase su adiós y de que el Celta pusiese punto final a la temporada ante la Real Sociedad, Sergio Álvarez (Catoira, 1986) atendió a este diario para hacer balance de la que considera ha sido una "gran campaña". El 'Gato de Catoira' cree que el paso del tiempo servirá para valorar en su justa medida las dos semifinales alcanzadas, que hoy aún causan "dolor y un poco de impotencia". 

¿Qué balance hace de la temporada?
El balance es muy positivo. El equipo estuvo en tres competiciones hasta el final de todas ellas. Dimos la cara en la Copa del Rey, eliminando a todo un Real Madrid, aunque después siempre te queda esa pequeña laguna de no poder llegar a la final, de perder las semifinales por un gol, por un error. Pero a partir de ahí, en lugar de venirnos abajo, conseguimos rápido la permanencia y nos centramos en la Liga Europa, donde hicimos una gran campaña. Conseguimos grandes retos, como llegar a esas semifinales históricas para el club, algo que nunca había pasado. Nos quedamos otra vez con la miel en los labios y un poco tristes por cómo perdimos, teniendo una ocasión en el último segundo para pasar a la final, y también por la gente que estaba allí. Pero creo que ha sido una gran temporada. Sólo nos queda la pena de esas dos semifinales perdidas y del último tramo de Liga, porque no estamos satisfechos con esas derrotas seguidas.

Hoy duele haber perdido esas dos semifinales. ¿Cree que en un futuro el recuerdo será más dulce?
Sí. Tuvimos en nuestra mano la oportunidad de llegar a esas dos finales y ahora mismo lo vemos como algo que causa dolor y un poco de impotencia por no poder estar ahí. Pero con el tiempo se valorará esta temporada como una gran temporada en la que el Celta estuvo en tres competiciones, estuvo muy cerca de llegar a dos finales y consiguió la permanencia de una manera desahogada, que era lo que queríamos. No hay que olvidar cómo empezamos la temporada en Liga, nos costaba ganar, pero conseguimos la permanencia sin apuros y sólo nos dan un poco de rabia esas últimas derrotas.

¿Son consecuencia de una temporada de 60 partidos, muy exigente a nivel físico y mental?
Quizás sí. Hay que ser realistas y no estamos acostumbrados a tener partidos cada tres días durante toda una temporada. Al final no es sólo físicamente, sino que mentalmente también hay que hacer un gran esfuerzo para estar siempre a tope y el equipo dio la cara en toda la temporada menos al final, cuando nos centramos más en la Liga Europa y no estuvimos del todo competitivos en Liga. Pero hay que sentirse orgullosos de este equipo y de la temporada. Ojalá la que viene sea un poco mejor.

¿Qué sensación le ha dejado su primera temporada con tantos partidos en tres competiciones?
Por suerte me ha tocado disputar muchos partidos y los he disfrutado porque a uno lo que le gusta es jugar. Lo único es que nos quedamos con la miel en los labios en las dos semifinales, que además me tocó jugar ambas, pero estamos contentos y satisfechos con el trabajo que hemos hecho y con la entrega del equipo. Podemos perder, pero el equipo siempre lo da todo y siempre está preparado para ganar. Eso es lo que te hace sentir orgulloso de tu equipo y de la afición, que acudió masivamente a Vitoria en un partido entresemana y que acudió masivamente a Manchester en un día laborable entresemana. También hay que valorar eso, el esfuerzo que ha hecho toda la temporada y lo que nos ha apoyado durante toda la temporada. La gente siempre estuvo ahí.

¿Qué cree que faltó en esas semifinales? ¿Hoy cambiaría la manera en la que afrontaron el duelo contra el Alavés?
Seguramente, pero después de que pasan las cosas es más fácil analizarlas y pensar en lo que querías hacer. Cambiaría cosas, pero no el esfuerzo del equipo en cada eliminatoria. Dimos la cara en los dos partidos. En casa tuvimos ocasiones muy claras, un balón al larguero, otro al poste, y no entró ninguna. Es cierto que allí no tuvimos tantas como quisiéramos, no creamos sensación de peligro, pero también es verdad que el Alavés se defiende muy bien. En Europa, quizás en la primera parte en casa nos costó un poco entrar en las semifinales, no éramos nosotros mismos. Y en la segunda parte, cuando teníamos el partido controlado, ellos hicieron gol. Después fuimos a Manchester con la idea de ser nosotros mismos, esforzarnos al máximo y ponérselo lo más difícil posible. Y demostramos que somos un equipo valiente y atrevido que puede poner en situación de peligro a cualquier equipo, como por ejemplo el Manchester, un equipo hecho a golpe de talonario. Les pusimos en apuros hasta el último segundo, cuando pudimos pasar a la final.

¿Ha pasado muchas veces por su cabeza esa última jugada?
Sí, muchas. Pero siempre digo que el futbolista normalmente tiene más momentos negativos que positivos y el buen deportista es el que sabe levantarse cuanto antes de esos pequeños golpes que te da el fútbol. Hay que seguir trabajando y olvidarse cuanto antes de lo pasado. Si no sería un error.

¿En Europa llegaron más lejos de lo que creían que iban a llegar?
La ilusión era llegar muy lejos, pero no fue nada fácil ya desde la fase de grupos. El último partido de la fase de grupos lo afrontamos sabiendo que no dependíamos de nosotros, sino de ganar y que el Ajax pudiese conseguir un empate contra el Standard, como así fue. Conseguimos pasar y a partir de ahí hicimos un esfuerzo increíble. Nos tocaron viajes largos en las primeras eliminatorias, el esfuerzo fue terrible y hay que valorar que llegamos muy lejos.

Hasta ahora la afición recordaba los cuartos de final que había alcanzado el Celta de Mostovoi, Karpin, Cáceres y compañía. Ahora la gente recordará al Celta de Sergio, Aspas o Mallo, que llegó por primera vez a semifinales.
Seguramente se valorará mucho más con el tiempo haber llegado a esas semifinales, con nombres como los que dices: Iago, Hugo, Rubén, Jonny… Gente de la casa y también, evidentemente, los que están de fuera. Pero sobre todo creo que por los que somos de aquí y vivimos lo que pasó este club durante muchos años. Hay que valorar el hecho de haber alcanzado esas semifinales y seguir trabajando la cantera, que es muy importante y es lo que le da valor a este club.

Es la gran diferencia con aquel Celta  y éste.
Sí. Si hay una diferencia es que ahora mismo hay muchos jugadores de aquí, que han salido de la cantera. Ésa es la línea a seguir. Hay que seguir trabajando la cantera y seguir subiendo jugadores para que un día nos den las alegrías que nos tienen que dar en el primer equipo. Es fundamental cuidar la cantera.

Oubiña hablaba hace años del murmullo de Balaídos cuando las cosas no iban bien. Eso ha cambiado. ¿La conexión con los canteranos es una de las razones?
Algo tiene que ver. Creo que la afición se dio cuenta de que los necesitábamos siempre y ha habido un proceso. Gracias al equipo y a la afición, hemos hecho una comunión muy buena. También es debido a la entrega de los futbolistas en cada partido, a que los jugadores siempre quieren ganar. No debemos perder nunca esa comunión entre afición y equipo porque es fundamental para un club como el Celta. Lo vivido, por ejemplo, en las semifinales de la Liga Europa fue increíble. El ambiente en la ida y en la vuelta, en los días previos, la campaña con las banderas en los balcones… Desde que estoy aquí nunca había vivido algo así, nunca había visto a la gente con esas ganas y esa ilusión. Hay que mantener ese sentimiento vivo.

Antes del partido de vuelta en Manchester, la afición estaba convencida de la remontada. ¿Qué supuso para el equipo ver cómo les apoyaron tras el partido, a pesar de la dolorosa eliminación?
Creo que el optimismo que tenían también era debido a que les hemos dado motivos para que crean en nosotros. En las eliminatorias no perdimos ningún partido fuera de casa y eso al final te hace creer. Después del partido, estábamos dolidos y la gente estaría igual. Por eso el esfuerzo que hicieron para que volviéramos a salir al campo y que nos cantasen lo de campeones fue una sensación indescriptible. Aún se me ponen los pelos de punta hablando de ello ahora. Fue un momento inolvidable y la única pena es no haber podido dar un poco más, no haber llegado a esa final que deseábamos. Pero estamos orgullosos de su apoyo y ellos nos demostraron que se sienten orgullosos de nosotros. Eso es lo importante. No lo olvidaremos.

¿Con qué momento de la temporada se quedaría?
Es difícil escoger uno en una temporada tan buena, con momentos inolvidables e históricos. En la eliminatoria contra el Shakhtar quizás la gente no tenía tan claro que pudiésemos pasar porque era un rival muy complicado, pero lo conseguimos y fue un punto de inflexión para nosotros y para la afición, para creer en nosotros. A partir de ahí, dimos un paso adelante todos. El otro momento con el que me quedaría fue la eliminatoria ante el Genk, con pasar de los cuartos de final porque fue un momento histórico para el club. Fue la primera vez, un momento irrepetible que va a quedar para siempre.


¿A qué cree que debe aspirar el Celta a partir de ahora, aunque siempre ha dicho que el objetivo tiene que ser la permanencia?
La ambición siempre es crecer, pero desde una base. La base tiene que ser la permanencia y después ser optimistas para seguir creciendo. Estar en Primera División es lo importante. Siempre hay sustos y cosas raras. Por eso es importante conseguir cuanto antes la permanencia y después exigirte un poco más y estar en esas posiciones peleando por Europa, que es donde creo que tiene que estar el Celta.

¿Cree que la clave será mantener la base de la plantilla?
Sí. Muchos llevamos años juntos, nos conocemos bien y el club está haciendo un buen trabajo con respecto a eso: manteniendo la base y cambiando tres o cuatro caras para darle otras cosas que necesita el equipo, cosas diferentes que antes no tenías.

Una de las claves para mantener a los mejores futbolistas es que sientan que aquí pueden seguir creciendo. ¿Crees que esa sensación existe en el vestuario?
Creo que sí. Hay un proyecto de una nueva ciudad deportiva e incluso de un nuevo estadio. La gente ve y cree que este club quiere seguir creciendo, que quiere seguir dando más. Esos pequeños pasos son los que hacen que al final la gente se decida a venir al Celta porque ven que quiere seguir creciendo con pequeños o grandes proyectos como el de construir un estadio.

En el plano individual, ¿está contento con su rendimiento?
Lo importante es el equipo, la temporada del equipo fue muy buena y eso ayuda. Me sentí muy a gusto, me encontré bien durante toda la temporada y creo que la he acabado encontrándome a gusto con los compañeros, sintiéndome cómodo. Eso es lo más importante después de una temporada larga. Tener confianza y continuidad me ha servido para seguir creciendo. Le tengo que dar las gracias tanto al cuerpo técnico como a los compañeros por haber confiado siempre en mí. Ha habido momentos difíciles, pero seguimos trabajando día a día y acabamos a un nivel muy alto, que siempre es el objetivo.

¿Qué pasaba por su cabeza en esos momentos difíciles? ¿Sintió que había dudas con su rendimiento?
Llevo muchos años jugando al fútbol y sé cómo es. Sé que en una temporada hay altos y bajos y va a haber momentos en los que no estés donde quieres estar. Pero la única clave es centrarte en ti mismo y seguir trabajando como antes. No hay que bajar los brazos ni pensar en otras cosas, sino tener unas rutinas y seguir trabajando para corregir lo que pienses que estás trabajando mal. Sé que las críticas siempre van a estar ahí, pero intento centrame en el día a día, que es lo más importante.

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