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La simbólica revolución del 'Toto'

Fabián Orellana, en la imagen entre dos rivales, fue el futbolista más desequilibrante del Celta durante la primera parte.
photo_camera Fabián Orellana, en la imagen entre dos rivales, fue el futbolista más desequilibrante del Celta durante la primera parte.

Eduardo Berizzo no es un técnico muy dado a los cambios. Ni antes ni durante los partidos. Le cuesta dar el paso, decidirse. No digo que sea ni bueno ni malo. Es así. Por eso cuando cambia más de una pieza en su once sin estar obligado a ello, toca reflexionar. Ayer entraron en el equipo Cabral y Planas por el lesionado Fontás y el sancionado Jonny, algo que ya se esperaba, pero además dos fijos hasta el momento como Iago Aspas y Wass dejaron su lugar a Guidetti y Bongonda. ¿Por qué? Porque el Celta no es el mismo que a principios de temporada. La temporada es una suerte de montaña rusa para casi cualquier equipo y los de celeste no son una excepción. Ahora toca remontar (futbolísticamente hablando) y recuperar la chispa para volver a lanzarse al vacío con la fe que el Celta nunca debe perder en el fútbol que es capaz de engendrar. Porque ganó y debe saborear los tres puntos sumados, pero resulta tan evidente que no está en su mejor momento que hasta Berizzo, tan inmóvil a veces, decidió cambiar de rumbo.

El once en cuestión
La pequeña revolución del 'Toto' llevó a Orellana a la media punta, donde más le gusta verlo al entrenador. Bongonda jugó pegado al costado derecho y Pablo Hernández actuó en el doble pivote junto a Augusto, posición que ya había ocupado en anteriores jornadas. Arriba, Guidetti por Iago Aspas. Hombre por hombre. Además, como ya era sabido, Cabral regresó al once después de cumplir tres partidos de sanción para ocupar el lugar del lesionado Fontás y Planas fue titular en el lateral izquierdo en sustitución del sancionado Jonny.

La presión del Sporting
Costó descubrir si los cambios ideados por Berizzo funcionaban o no. Porque durante un buen puñado de minutos, el Celta se estrelló una y otra vez con la presión del Sporting, más eficiente por orden que por intensidad. "El Celta es muy previsible. Lateral derecho a central derecho, central derecho a central izquierdo, central izquierdo a lateral izquierdo. Y vuelta a empezar", dijo un día David Vidal sobre el equipo que entonces dirigía Eusebio Sacristán. Así fue el Celta ayer, incapaz de superar la primera línea de presión del conjunto sportinguista hasta que Orellana comenzó a aparecer entre líneas para rescatar a su equipo de la planicie futbolística.
El arte de Nolito
Lo bueno que tienen los grandes futbolistas es que pueden ser determinantes aun sin estar en su mejor momento. Nolito no está tan fino como de costumbre, pero le sobra talento para regalar puntos al Celta. De sus botas nació el 1-0, en una jugada en la que encontró a Bongonda dentro del área para que el belga asistiese a Orellana y éste firmarse el primer tanto del partido a placer.
Con el mono de trabajo
Aun con ventaja en el marcador, el Celta no parecía el Celta. Al menos no el que tumbó a Barcelona o Sevilla con un juego cinco estrellas. Pero el equipo de Berizzo no regateó con el esfuerzo y se puso el mono de trabajo para mantener su ventaja ante un Sporting muy ordenado al que, sin embargo, le costaba un mundo crear peligro. El descanso llegó, en cualquier caso,  con incertidumbre.
De portero a portero
No fue la noche de los porteros. Ni Sergio ni Cuéllar estuvieron muy acertados. El 'Gato de Catoira' confirmó que no está en su mejor momento con una desgraciada asistencia a Carlos Castro en la jugada del empate del Sporting. Pero cuando el partido parecía encaminado a las tablas, Cuéllar respondió con un mal despeje que rebotó en Nolito y supuso el 2-1. Victoria, sí, pero toca reflexionar.

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