Pese a sus buenas actuaciones, Sergio tendrá que esperar una vez más por su renovación
El presidente del Celta, Carlos Mouriño, en su último discurso a la nación celeste mostró su intención de acometer una serie de renovaciones. Habló, obviamente, del técnico, Eduardo Berizzo; habló, así mismo, de la mejora y prolongación de contrato de Iago Aspas, cercana en intenciones de las dos partes; y también habló del deseo de seguir contando con dos piezas básicas en el centro del campo como Nemanja Radoja y Daniel Wass. Salvo el entrenador argentino, ninguno de los otros mentados termina contrato esta temporada. De hecho, el serbio termina el suyo en 2019 y el danés en 2020.
No habló el presidente, ni el director deportivo, Felipe Miñambres, en anteriores comparecencias de un jugador que termina su contrato mucho antes, en verano de 2018, y que ha sido clave en las últimas temporadas: Sergio Álvarez. El guardameta de Catoira, fundamental en el rendimiento del equipo desde la llegada de Eduardo Berizzo, vive un excepcional momento de forma pero en su caso no se ha iniciado acercamiento alguno de renovación o de mejora de sus emolumentos.
¿Por qué es así? Se le preguntó ayer al aludido. Y éste contestó con su habitual fe en el día a día, acostumbrado a renovar sobre la bocina en más de una ocasión. "No sé por qué no se habla de mi renovación. Estoy tranquilo. Sé que el club tiene plena confianza en mí", comentó. De sus palabras se deduce que confía, una vez más, en convencer a todos, aunque tenga que hacerlo contra la tendencia que sitúa a Rubén Blanco como el portero de futuro para el equipo. "Llevo muchos años aquí, sé la confianza que hay con ellos
–los responsables del club–. Sé que en cualquier momento ellos están dispuestos para lo que sea. Tengo un año más de contrato. De momento estoy tranquilo y no pienso en eso", dijo.
A sus 30 años, Sergio mejora temporada tras temporada. Y, mientras colecciona buenas actuaciones, seguirá teniendo que demostrar su calidad día a día.n
