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Un punto final reconocido

El ex atleta y entrenador David Gómez, en las pistas de Balaídos, ayer por la tarde.
photo_camera El ex atleta y entrenador David Gómez, en las pistas de Balaídos, ayer por la tarde.

David Gómez confirmó su retirada oficial, ya que la real sucedió hace alrededor de dos años

Un joven adolescente que golpeaba en la puerta de su profesor: "¿Qué, vamos a entrenar?", preguntaba el rosaleiro a Félix Piñel. "Hoy no, que tengo exámenes que corregir", era la réplica. "Cojo un peso y después vienes, si puedes", sentenciaba David Gómez. Y así sucedía. Minutos más tarde aparecía por allí, medían lo que había lanzado el aspirante a deportista olímpico y el maestro sentenciaba: "Venga, para casa". Por supuesto, el niño no seguía la orden y se iba directamente al pabellón de balonmano, porque por aquel entonces compatibilizada ambos deportes. 
Y ahora, veinte años después, toca el momento de regresar a casa, pero en forma metafórica. David Gómez confirmó su retirada como atleta porque en una jornada rutinaria limpiando unos cajones encontró las herramientas para ajustar los clavos de las zapatillas de deporte. "No me van hacer falta más", pensó. Y lo escribió en Twitter. "Es un símbolo de que no me van a hacer falta nunca más. Llevaba un par de años compitiendo por la liga de clubs, para ayudar al Celta. No quita que lo vaya a realizar otra vez, espero que no, pero la retirada del alto nivel ya fue hace tiempo", indica el decatleta y ahora entrenador de atletismo. 
Su marcha fue lenta y gradual. Cuando las salidas como atleta se cerraron y aparecieron otras alternativas. "Mi último año lo pasé con una lesión de isquios y la siguiente me fracturé un dedo del pie al inicio y ya fue lo definitivo. A esto se añadió que había entrado en el mundo laboral. Todo se juntó y fue el momento de dejarlo. Nunca tuve la idea de anunciarlo. Entré despacio y me fui despacio. Como sigo vinculado al atletismo como entrenador, no vi la necesidad", esgrime. En gran medida porque tomó la jabalina cuando era preciso para que el Celta de atletismo pudiera sumar puntos en la liga de clubs. No descarta volver a hacerlo, pero "espero haber formado ya sucesores para que puedan competir por mí". 
De regreso al adolescente de O Rosal que se aficionó al atletismo, con Félix Piñel de profesor y primer entrenador, matiza que "cuando me decían qué quería ser de mayor, yo respondía que dos cosas: atleta olímpico y entrenador. Ya lo tenía claro". Por aquella época, además de comenzar en el atletismo, también jugaba a balonmano. Tuvo que elegir y David Gómez explica que "me defendía a balonmano y estuve en la selección gallega. Incluso tuve alguna oferta de clubs cuando la Asobal aquí, en la provincia, era lo mejor que había. Pero quería ser olímpico y, en balonmano, un deporte de equipo, dependes de la decisión del entrenador. En atletismo no: haces la marca y vas. No tiene que convocarte un seleccionador. Entonces me pareció más viable y que podía obtenerlo por mí mismo". 
Y obtuvo las dos propuestas que se hizo de pequeño. La de atleta olímpico tras un inicio muy prometedor porque "me acuerdo perfectamente del Mundial júnior en Santiago de Chile, en el que quedé segundo. Fue una gran competición en una categoría que fue muy buena. Después fui un buen atleta, pero el tiempo como júnior fue el mejor". Ya de mayor, llegó el calvario de las lesiones, pero también las experiencias olímpicas de Atenas (2004) y Pekín (2008): "De sénior tengo dos Juegos Olímpicos. No fui subcampeón del mundo, pero hice una carrera bastante digna. Ir a dos Juegos, seis campeonatos de España, tercero en una Copa de Europa... Creo que está bastante bien y no hay mucha gente en el atletismo español que lo haya sido". 
Ahora, como entrenador y ex atleta, se queda con las "experiencias alrededor del mundo" y también "con aquellas cosas que pude haber hecho mejor, pero eso lo sé con la experiencia". Es el momento de volver a casa o, al menos, de escuchar las preguntas de otros David Gómez adolescentes. En este caso, no en un colegio del Baixo Miño y sí en las vetustas pistas de Balaídos, que vivieron toda la carrera del decatleta del Celta sin reformas. Esa marca la luchó, pero no la obtuvo.n

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