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"El premio individual es una anécdota, prefiero el colectivo"

Dani Fernández, con el trofeo de mejor portero juvenil del Nacional.
photo_camera Dani Fernández, con el trofeo de mejor portero juvenil del Nacional.

Dani Fernández, mejor portero juvenil del Nacional, viaja mañana con la selección promesas

Dani Fernández (Vigo, 2000) ha vivido el cambio de año más exitoso de su todavía corta carrera deportiva. El portero vigués, formado en el Octavio y que milita ahora en el filial del Cangas, fue convocado en diciembre por la selección española promesas, con la que se concentrará mañana para disputar el Campeonato Mediterráneo, y la semana pasada fue elegido mejor portero juvenil del Campeonato de España de selecciones autonómicas tras conquistar con Galicia la medalla de plata.
La distinción como mejor guardameta español de la categoría ha supuesto para Dani "una recompensa al trabajo bien hecho y a la defensa de la selección, porque sin ellos no podría haber parado tanto. Pero más que con el premio individual, me quedo con el colectivo. Conseguir la primera medalla de plata de la historia de la selección gallega juvenil fue un orgullo para nosotros y, como somos un equipo, el premio individual es una anécdota".
El portero del Luceros reconoce que no esperaba alcanzar la final del Campeonato de España. "La gente nos daba como favorito a descender a la Copa y nadie pensaba que fuésemos a pasar siquiera de la fase de grupos, pero a medida que fuimos pasando rondas la gente se lo fue creyendo un poco más y llegar a la final ya fue lo máximo", explica el guardameta, que considera que la clave de este éxito "fue el grupo. Somos dieciséis amigos que llegamos allí sin nada que perder y a darlo todo. Los que no jugaban, animaban como auténticos fans, la relación con el entrenador también fue impresionante... Éramos como una familia que se divertía jugando".
La final, sin embargo, se convirtió en una misión imposible: "Llevábamos ya muchos partidos encima y Cataluña viene a ser como Estados Unidos en baloncesto porque se lleva siempre a los mejores de cada comunidad y así es muy complicado. Salimos a competir pero ellos parecían más frescos y aguantamos lo que pudimos".
Dani Fernández dio sus primeros pasos en el Octavio, donde de 2014 a 2016 trabajó con el entonces portero del equipo vigués Jorge García Lloria. "Todo lo que sé de portería se lo debo a él. Primero me ayudó con entrenamientos específicos y luego, cuando subí a entrenar con la primera plantilla, era el que más se preocupaba por mí", asegura Fernández.
García Lloria, ahora en las filas del Teucro, se quita méritos –"los chavales dicen cosas así"– y destaca que "Dani, para la edad que tiene, es un portero maduro, pero lo que le lleva a estar a un gran nivel es su capacidad de trabajo. Incluso a veces no me decía que estaba lesionado para poder entrenar. Por otra parte, no es muy alto para ser portero, pero es rápido, listo y quema etapas rápidamente".
Lloria, que tampoco es un guardameta de gran envergadura, supo explotar sus cualidades. "La falta de altura la suple con reflejos y con saber leer a los lanzadores. Yo, como portero también bajito, lo entiendo. Hay que adaptar el trabajo a las características de cada uno. Los grandes tienen que desplazarse menos y los pequeños tienen que anticiparse. Él es rápido, explosivo y se quiere comer la bola", apunta el meta del Teucro, que recuerda que "siendo todavía cadete, Dani ya participaba en los entrenamientos del primer equipo, con Jabato como técnico, y sé que ahora en el Cangas también trabaja con la primera plantilla y lo está haciendo muy bien".
Seguidor del Atlético de Madrid y de la filosofía del 'Cholo' Simeone, Dani Fernández se prepara ya para su próximo reto, el Campeonato Mediterráneo de Francia. n

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