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Con un buen sabor de boca

Iago Aspas se dispone a lanzar el penalti que abrió la cuenta del Celta ayer en Balaídos. El último ensayo de pretemporada salió bien.
photo_camera Iago Aspas se dispone a lanzar el penalti que abrió la cuenta del Celta ayer en Balaídos. El último ensayo de pretemporada salió bien.

El Celta cerró la pretemporada con una excelsa primera mitad ante la Roma, a la que goleó en sólo 45 minutos

Múltiples factores más que lógicos invitan a la mesura. En la balanza del precavido debe pesar más ya no que un marcador, sino que una demostración puntual de calidad. Aunque ésta haya sido magnífica. Ante un rival de alcurnia como la Roma, aunque reservase algún que otro titular de inicio, el equipo celeste plasmó durante buena parte de una excepcional primera mitad todo el libreto de Juan Carlos Unzué, interpretado por un puñado de jugadores que se gustaron y encandilaron a los pocos parroquianos que se acercaron ayer a Balaídos. Fueron cuatro goles en 45 minutos y una segunda parte plagada de cambios como sobremesa. Buen sabor en la boca para recibir la Liga. 
Sostiene el nuevo técnico celeste, y así lo comunican sus jugadores, que el riesgo merece la pena. Que jugar con él es parte inherente a un deporte que aspira a ser espectáculo. Porque cuando juegas en el filo, aunque sea con criterio táctico, y no te quemas, se te abren múltiples oportunidades.
Cada céltico llegaba antes el balón que cualquier rival de la Roma de Liga de Campeones. Antes físicamente y mentalmente, porque cuando recibía ya sabía por dónde se iba a mover su compañero y qué camino debía escoger. Desde la portería, con Sergio empleando los pies con decisión, hasta la delantera. Todos.
Ese todos se concreta en un once inicial que Unzué avisó se parecerá mucho al primero en Liga, dentro de seis días ante la Real. Y no hubo grandes sorpresas. Mallo, Cabral, Fontás y Jonny atrás; Radoja, Wass y Jozabed en el centro; y Aspas, Guidetti y Pione arriba. Todos aprovecharon la jornada para confirmar al técnico su acierto en la elección, incluso un Guidetti que tuvo que dejar el campo lesionado al cuarto de hora.
Ya en ese momento, la Roma pecaba de estirada. Su afán por presionar arriba al Celta lo pagaba con asiduidad porque todas las dudas en la salida de balón parecían desvanecerse. Hubo, cómo no, más de una acción al límite, pero salvo un error inicial de Fontás, pareciera que los futbolistas celestes jugaban con sus rivales. 
Y si la salida funcionaba, también lo hizo la presión. Concretamente, la que ejerció Guidetti sobre Fazio que le hizo entregar mal el balón para que Iago –más segundo delantero de corazón que extremo diestro– robase y asistiese al sueco, quien al entrar en el área fue derribado por el central ex del Sevilla. Penalti, pero también lesión del céltico en el hombro derecho. Ya sin él sobre el campo, Aspas abrió el marcador. El moañés seguirá contando con el despliegue físico detrás de Wass para que el dibujo táctico celeste pase del 4-3-3 al 4-4-2 con naturalidad.
El Celta iba entrando en calor. El segundo llegó tras una gran acción personal de Pione, con un gran derechazo desde el borde del área. El tercero volvió a ser fruto de una gran acción combinativa desde atrás, con apertura de Wass, desmarque y centro de Maxi y de nuevo tanto de Pione. Y el cuarto ya fue la sublimación de la salida de balón desde atrás –a enmarcar el toque sutil de Jozabed para romper líneas, dentro de una enorme actuación del sevillano como perfecto ayudante de Radoja en el enlace entre defensa y delantera– para que Aspas y Wass lo cerrasen con una precisa pared. Mientras tanto, la Roma se limitaba a sufrir y a pegar alguna que otra patada de rabia.
A Eusebio di Francesco debió enervarle lo vivido. La Roma incluso tardó en volver al campo tras el descanso y, cuando lo hizo, el técnico realizó seis sustituciones de golpe. Unzué, por su parte, sólo dio entrada a Tucu por Jozabed. Con los cambios romanos, el Celta perdió llegada pero tampoco sufría. Sí lo hizo con los propios cuando en el 60 se fueron Fontás y Radoja para que entrasen Sergi y Lobotka –esta vez de pivote–. La variación en el corazón defensivo se pagó con un claro desajuste y un gol inmediato de Strootman.
Por primera vez en el partido, al Celta se le apreció vulnerable, también porque el orgullo de la Roma le hizo aumentar la intensidad, pero acabó recuperando el control merced, entre otras razones, a un omnipresente Wass. Hubo más cambios –Hjulsager, Beauvue (por primera vez como nueve), Roncaglia y Costas (de lateral)– y las interrupciones se salpicaron con errores.
Lo sustancial ya había pasado. Y fue sabroso, mucho. El último sabor de boca de la pretemporada es gustoso. El sábado, la Real.

Celta:
Sergio Álvarez; Hugo Mallo (David Costas, m.83), Gustavo Cabral (Facundo Roncaglia, m.78), Andreu Fontás (Sergi Gómez, m.60), Jonny Castro; Daniel Wass, Nemanja Radoja (Stanislav Lobotka, m.60), Jozabed Sánchez (Pablo 'Tucu' Hernández, m.46); Iago Aspas, John Guidetti (Maxi Gómez, m.17; Claudio Beauvue, m.78), Pione Sisto (Andrew Hjulsager, m.78).
Roma:
Skorupski (Allison, m.46); Peres (Nura, m.85), Fazio (Héctor Moreno, m.75), Juan Jesús (Castan, m.85), Kolarov (Manolas, m.46); Gerson (Strootman, m.46),  Gonalons (Sadiq, m.85), Pellegrini (Nainggolan, m.46); Cengiz (Tumminello, m.63), Defrel (Dzeko, m.46), Iturbe (Perotti, m.46).
Goles:
1-0, m.16: Iago Aspas, de penalti; 2-0, m.22: Pione Sisto; 3-0, m.26: Pione Sisto; 4-0, m.40: Iago Aspas; 4-1, m.61: Strootman.
Árbitro:
Pablo González Fuentes (Asturias). Sin tarjetas.
Incidencias:
Balaídos, con 6.000 espectadores.

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