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Mucho fútbol para ningún premio

Jonny Castro disputa un balón con el valencianista Carlos Soler ante el excéltico Rodrigo.
photo_camera Jonny Castro disputa un balón con el valencianista Carlos Soler ante el excéltico Rodrigo.

Un absurdo penalti del Tucu Hernández en el tramo final del partido impidió al Celta puntuar ayer en Mestalla en un partido vibrante, muy disputado y  en el que los vigueses merecieron al menos el empate.

El equipo de Unzué plantó cara al mejor Valencia de los últimos años, tuvo el balón cuando pudo y golpeó a la contra con peligro cuando dominaban los locales, pero se marchó sin premio.

Tres cambios de nombres
El Celta presentó ayer un once con tres cambios de nombres y alguno más en las posiciones con respecto al que empató en Barcelona en la jornada anterior. El regreso de Jonny, la lesión de Sergi Gómez y la ausencia de Jozabed por sanción llevaron a Juan Carlos Unzué a modificar tanto la defensa como el centro del campo, mientras que la portería y la delantera se mantuvieron intactas. En la zaga, Hugo Mallo volvió a su puesto en la lateral derecho, Jonny recuperó el lateral izquierdo y Cabral fue el acompañante de Fontás en el centro. En la medular, Unzué prescindió del canterano Brais Méndez y apostó por el Tucu Hernández junto a Lobotka y Wass.

Intensidad, ataque y contragolpe
Valencia y Celta se emplearon con alta intensidad desde el comienzo del partido. Los locales tuvieron más el balón y metieron en su campo a los vigueses durante muchos minutos, pero el cuadro celeste generó también peligro con sus rápidas transiciones a la contra, sobre todo por medio del siempre inspirado Iago Aspas. El moañés  y Pione Sisto dispusieron de las mejores ocasiones para el Celta en la primera parte, pero el primero se encontró con una extraordinaria intervención de Neto y el segundo se entretuvo demasiado y permitió a la defensa conjurar el peligro.

El balón parado
Avisó Unzué en la víspera del peligro del Valencia a balón parado y el equipo de Marcelino García Toral quiso dar la razón al técnico celeste. Antes de cumplirse los dos minutos de juego, el primer saque de esquina a favor de los locales lo remató Rubén Vezo al poste de la portería de Rubén. En el minuto 27, Parejo botó un nuevo córner desde el lado contrario y puso el balón en el lateral del área pequeña, en el primer palo, donde Zaza peinó lo justo para introducir la pelota en la portería por la escuadra y poner el 1-0 en el marcador.
Concentración
El Celta empezó la segunda parte mucho más enchufado que el Valencia y aprovechó la falta de concentración de los locales para empatar. Pione Sisto metió un balón en el área desde la izquierda, Maxi Gómez se revolvió y chutó contra  los zagueros pero el rebote llegó a la posición de Iago Aspas, que sólo tuvo que empujar a la red. Poco después, Maxi dispuso de una nueva ocasión desde la frontal del área tras un despiste de la defensa valencianista, pero su disparo salió demasiado centrado, fácil para Neto.

Un penalti absurdo
El equipo vigués tuvo el control del balón durante buena parte de la segunda mitad, pero acabó perdiendo por un penalti absurdo del Tucu Hernández sobre Nacho Gil. El chileno llegó por detrás en una acción sin aparente peligro y tocó en la pierna al jugador valencianista. Munuera Montero estaba muy cerca y señaló la pena máxima. Parejo se encargó de lanzar y Rubén estuvo a punto de detener el balón, que se coló bajo el brazo del guardameta.

Cambios sin efecto
Tras el 2-1 entraron en el campo Emre Mor, por Pione Sisto, y Guidetti, por Cabral, pero ninguno de los dos pudo aportar nada. 

Obvió un penalti sobre Jonny y acertó en el de Tucu

  No tiene suerte el Celta con José Luis Munuera Montero. El equipo vigués siempre ha perdido cuando ha dirigido sus partidos el árbitro andaluz y ayer no fue la excepción, a pesar de que los célticos merecieron al menos un empate en Valencia.
Y en igualada podría haber terminado el encuentro si el colegiado hubiera estado más acertado. Porque en el minuto 9, Gabriel derribó claramente a Jonny dentro del área valencianista y Munuera Montero dejó seguir la jugada. Sin embargo, en el 79 no dudó en señalar la pena máxima por el absurdo toque de Pablo Hernández en la pierna de Nacho Gil.
El árbitro tampoco estuvo fino en el capítulo de las tarjetas. En el minuto 86, Hugo Mallo debió ser expulsado tras cortar con la mano un contraataque del Valencia. Habría sido la segunda amarilla para el lateral celeste y, por lo tanto, tendría que haber abandonado el campo. En esa misma jugada, Fontás acabó haciendo falta y se llevó la cartulina que Munuera perdonó a Mallo. Un mal arbitraje del andaluz. 

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