El presidente céltico consumó el plante y no se sentó con el alcalde, que acudió con sus concejales "para apoyar al Celta y nada más". Hubo silbidos al palco
Con los dos equipos ya sobre el césped, las miradas no se centraban en ellos. Ni tan siquiera en los banquillos, ayer especialmente llamativo el del Barcelona. Todos trataban de dilucidar qué sucedía en el palco, donde se ejemplificó el desencuentro entre Celta y Concello de Vigo al cumplir Carlos Mouriño con lo anunciado y no sentarse junto al alcalde, Abel Caballero, que acudió a la cita rodeados de muchos de sus concejales.
El máximo accionista del Celta llevó el 'timing' dramático. En la puerta superior del palco, esperó a que todos los presentes ocupasen sus asientos para, después, acercarse a la fila principal e intercambiar unas breves palabras con Caballero. La presidenta de la Diputación, Carmela Silva, ocupó por unos momentos el asiento al lado del alcalde, donde habitualmente se sienta Mouriño, pero acabó levantándose para dejarlo vacío durante todo el encuentro. El presidente celeste se situó a tres localidades de distancia del regidor municipal, dejando por el medio al representante del Barcelona, Silvio Elías, y el mentado asiento vacío.
Antes del encuentro, Caballero se dejó ver por las inmediaciones del estadio junto a muchos de sus concejales: David Regades, Santos Héctor, Chus Lago, Manel Fernández, Cayetano Rodríguez, Ángel Rivas y Carlos López Font. Dentro esperaba el consejo de administración del Celta y los dos vicepresidentes, Ricardo Barros y Pedro Posada, intercambiaron saludos incluso cariñosos con los representantes del gobierno municipal.
Durante el partido, ninguno de los dos principales protagonistas intercambiaron siquiera miradas. Hoy por hoy, las relaciones están rotas. El sábado, toca de nuevo partido en Balaídos.n
