Ayer se cumplió un mes desde que Emre Mor entrenó por última vez con el resto del equipo celeste. Y el internacional turco siguió apartado, sin que desde el club se haya aclarado cuándo el castigo tendrá su final.
Mientras, la primera plantilla se ha acostumbrado a trabajar sin uno de sus componentes y el danés a subir a la Madroa cuando el resto de futbolistas ya se han ido o se están yendo.
El pasado domingo 20 de enero, el Celta entrenó de mañana en A Madroa el día después de caer en casa ante el Valencia (1-2), en la que por entonces era cuarta derrota consecutiva. Como es norma en los días postpartido, los titulares apenas se ejercitaron y los suplentes y no convocados sí se emplearon con algo más de intensidad. Entre estos últimos estaba Mor, que ante los che había salido al campo en el minuto 71, siendo el primer cambio y entrando en el campo por Boufal. Salió justo tras el empate valencianista y acabó sufriendo desde dentro la derrota.
Ese domingo, se ejercitó con el grupo. El lunes se decretó día de descanso y, a partir del martes, ya no trabajó con el resto de sus compañeros. La noticia no trascendió hasta el miércoles, cuando el club argumentó el hecho de apartarlo en una cuestión disciplinaria. Días después, el entrenador, Miguel Cardoso, afirmó que la decisión partió de la directiva y no de él.
Desde entonces, el Celta ha disputado cuatro partidos –derrotas ante Valladolid (2-1), Getafe (3-1) y Levante (1-4) y victoria ante el Sevilla (1-0)– y además se cerró el mercado de enero, con el internacional turco sonando como posible salida pero sin concretarse. Tras cerrarse la ventana, el director deportivo celeste, Felipe Miñambres, afirmó que Mor se acabaría reintegrando en el grupo. Cardoso, el pasado viernes, aseguró que no había recibido indicación alguna al respecto. Ayer, un mes después, el jugador siguió apartado.
Esta situación provoca que de los 24 componentes de la primera plantilla, haya dos no elegibles: el propio Mor y Nemanja Radoja.n
