segunda división b

El mayor espectáculo del mundo

Los celestes celebraron con rabia el tanto de Pastrana, que cerraba una sequía de tres partidos sin ver puerta.
photo_camera Los celestes celebraron con rabia el tanto de Pastrana, que cerraba una sequía de tres partidos sin ver puerta.

El Celta B cedió un empate ante el Castilla en su mejor partido del curso, marcado por el circo alrededor de Vinicius

El circo es un show itinerate, lleno de algarabía, con trapecistas, equilibristas, domadores y payasos. Ayer, el campo de Barreiro se convirtió en una carpa que atrajo a un enorme número de seguidores y medios, principalmente al acecho de la presencia de Vinicius, el joven brasileño de 18 años por el que el Madrid pagó 45 millones de euros para dejarlo en el Castilla. Con todos los focos sobre él, el carioca se sintió protagonista y alborotó una segunda parte en la que firmó lo mejor –un golazo de falta y numerosas acciones desequilibrantes– y lo peor –se autoexpulsó por un piscinazo, después de meterse en tanganas y retar a la grada con actitudes chulescas–. La peor parte fue para el Celta B, que cayó en la trampa y se desconectó del partidazo que estaba haciendo–se había adelantado con gol de Pastrana–. Es la cuarta jornada sin ganar, pero como dijo el propio Rubén Albés, también "un punto importante para construir el futuro".
Un rasgo que marca a los buenos equipos no es su capacidad para no caerse, sino su carácter para levantarse. Con esta convicción iniciaron el partido los pupilos de Rubén Albés. Con una seguridad impropia del que atraviesa una mala racha. Pero con Rai en el campo todo es más fácil. Por momentos, el partido se volvía un entrenamiento con el catalán en el medio dirigiendo a sus compañeros. El filial jugaba a lo que él quería, es decir: el filial jugaba bien. De esta forma, tras varios escarceos por ambas partes, el equipo celeste pasó a dominar el encuentro.
Pastrana lanzó su segunda advertencia, con una buena respuesta de Luca Zidane. Fue poco antes de una magnífica acción trenzada en la que Iban Salvador ganó la espalda a la defensa y metió el centro al corazón del área, donde Pampín –sí, el lateral izquierdo- remató a bocajarro contra el cuerpo de Zidane. El jugador de Oleiros era la pieza clave en el tablero de ajedrez de Albés. Lateral en fase defensiva, pero un centrocampista más en la ofensiva. Era Jacobo el que daba la amplitud por la izquierda, mientras que él generaba superioridades por dentro una y otra vez. 
El Celta B tocaba como una orquesta, en la que Aarón Rey era el solista. Puro talento. Todo tiene su parte positiva y la ausencia de Apeh y Eckert está sirviendo para que el ferrolano gane minutos, acumule confianza y sume así continuidad a su desbordante calidad. Así, tras varias perlas, Aarón se inventó un caracoleo dentro del área y, en una baldosa, se deshizo de su marcador y centró para que Pastrana la incrustase en la red. A la tercera fue la vencida.
Del Castilla no había muchas noticias. De Vinicius, todavía menos. Tanto Farrando como Alende –espectacular ayer el compostelano- lo estaban secando. Pero el brasileño apunta a jugador diferencial por algo. Sin apenas presencia, encontró un balón profundo, superó la salida de Iván Villar con un sombrero y cabeceó fuera al vuelo. Esta acción y la insistencia de Fidalgo, el visitante con más criterio, fueron los únicos esbozos ofensivos del filial madridista.
 El guion parecía que iba seguir los mismos derroteros en la segunda parte, cuando,Rai se animó con un tiro demasiado cruzado nada más empezar. Pero el Castilla iba por detrás en el marcador y necesitaba algo más. Solari agitó el árbol con dos cambios. Pero el que también se agitó fue Vinicius. El brasileño comenzó a enzarzarse con rivales y árbitro e incluso a retar a la grada mostrando el escudo con risas burlonas. Esa alteración le convirtió en protagonista. Para lo bueno y para lo malo. El ex del Flamengo empezó a entrar en juego con mucha continuidad y a desequilibrar. Forzó amarillas para Farrando y para Alende, esta última inevitable cuando encaraba portería. La falta en la frontal la tiró Javi Sánchez a las manos de un Iván Villar bien colocado.
El problema con la crispación de Vinicius es que el Celta B se contagió. Los celestes se desconectaron y una contra montada por Solís acabada en tiro de Pastrana fue su única ocasión en esos compases. 
El brasileño seguía con el show y en apenas unos instantes, polarizó la exaltación hasta tal punto que tocó el cielo con la yema de los dedos de la mano y el infierno con la de los pies. En una nueva incursión tras un error de Riki, forzó una falta de Álex Serrano, asumió la responsabilidad y la clavó en la escuadra con celebración desafiante hacia la grada. Poco después, apareció de nuevo por la izquierda, esta vez con piscinazo final. Vinicius, que ya tenía una amarilla por una tangana, enfiló la ducha tras ver la segunda entre las mofas del público y lágrimas propias.
Quedaban cinco minutos y el Celta B decidió tirar del carácter con el que arrancó el duelo. Asedio, sin suerte. Jacobo, con un tiro alto, y Dani Molina y Pampín con dos cabezazos desviados lo intentaron, pero el resultado no se movió. La función había terminado. 

Celta B:
Iván Villar; Manu Farrando (Riki, min. 75), Diego Alende, Ros, Pampín; Rai, Álex Serrano); Jacobo, Aarón Rey, Pastrana; e Iban Salvador (Solís, min. 68).
Real Madrid Castilla:    
Luca Zidane; Sergio López (Fran García, min. 54), Adrián de la Fuente, Javi Sánchez, Zabarte; Jaume, Seoane (Augusto, min. 73); Alberto Fernández (Franchu, min. 58), Fidalgo, Vinicius; y Cristo.
Goles:
1-0, min. 39: Pastrana; 1-1, min. 83: Vinicius.
Árbitro:    
González González (C.T. Tenerife). Expulsó con doble amonestación a Vinicius, del Castilla (min. 85). Amonestó con tarjeta amarilla a los jugadores locales Aarón Rey, Manu Farrando, Jacobo, Diego Alende y Álex Serrano y  al visitante Adrián de la Fuente.
 

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