El ariete dice que tiene una relación "espectacular" con el técnico y que se le culpó de la mala racha
Joaquín Larrivey salió del partido copero y se metió en un charco. El delantero, que ante Las Palmas rompió la mala racha del equipo de cara a la portería contraria, reconoció nada más terminar el choque que se había sentido señalado de forma especial por las "críticas" tras los últimos resultados. "A veces cuando las cosas no van bien uno se siente señalado, así me sentí yo porque no marcábamos y me caían a mí o Nolito las críticas", aseguró en Radio Marca.
Ayer, unas cuantas horas después, quiso aclarar –en una comparecencia voluntaria sin admitir preguntas– que ese dedo que sintió sobre su persona no era el del técnico, Eduardo Berizzo, tras su suplencia ante el Málaga, sino que venía "de puertas para fuera". Así, el argentino apuntó que "salió que estaba molesto con el míster. No es para nada así. Sinceramente, estoy completamente agradecido. Estoy acá porque él me dio muchísima confianza para venir".
Incidiendo en la explicación, Larrivey añadió que "evidentemente, a todos nos molesta no jugar. Es algo natural en todo jugador de fútbol del mundo. Todos queremos estar dentro del equipo, es otra cosa lógica". Y así llegó al punto clave: "En cuanto a que me sentía señalado. Lo que intenté decir es que con el cambio de que no jugué contra el Málaga en el once me sentía señalado pero de puertas para fuera, no de parte del míster. Con el entrenador sólo tengo palabras de agradecimiento y no quiero que se genere ningún tipo de duda en cuanto a la comunión que hay del grupo con el míster, y particularmente mía con él, que tengo una relación espectacular con todo el cuerpo técnico". No aclaró quién lo criticó de forma injusta.n
