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La cima a la que quería llegar

Thierry Omeyer y Rodrigo Corrales (dcha.) ocupan la portería del poderoso Paris Saint Germain de cara a la próxima temporada.
photo_camera Thierry Omeyer y Rodrigo Corrales (dcha.) ocupan la portería del poderoso Paris Saint Germain de cara a la próxima temporada.

Rodrigo Corrales vive sus primeras semanas en el poderoso PSG, opositor a todos los títulos

Lo de Neymar ha eclipsado un poco mi fichaje", bromea Rodrigo Corrales (Cangas, 1991) desde París tras una dura jornada de entrenamiento. El portero cangués vive sus primeras semanas como jugador del París Saint Germain, entidad en boca de todos por lo futbolístico en las últimas semanas pero que lleva años en la élite del balonmano fichando a grandes estrellas y peleando por los grandes títulos. Y el guardameta de O Morrazo, formado en la base del Barcelona, convive con ellas como uno más desde hace dos semanas.
El PSG se hizo con el actual portero de la selección española hasta 2020 ya en enero de 2016, pero postergando su incorporación hasta este verano. En un principio, parecía una operación pensando en la retirada del mítico Thierry Omeyer, pero el portero de la todopoderosa selección gala sigue en activo a sus 40 años y la pasada semana ha compartido habitación con Corrales durante la concentración del equipo en Eslovenia.
Todavía acomodándose a su residencia en un París estos días casi vacío, el cangués valora que "la acogida ha sido muy buena. Se nota la calidad de la plantilla, no sólo a nivel de técnica individual sino sobre todo de competitividad. Se nota el carácter ganador". A ese ambiente de exigencia se acomoda tras un fichaje 'en diferido' que le ha permitido "pasar un año más en Polonia (Wisla Plock) que fue bueno para mí. Jugué mucho en Liga de Campeones y me hice con un sitio en la selección para jugar un Mundial. Me sirvió para seguir haciéndome un nombre".
Con todo, no oculta que estaba deseando aterrizar ya en un trasatlántico como el PSG. "Uno de mis sueños era llegar a un equipo que aspire a ganarlo todo. Y París es uno de ellos. Aspiro a ganar títulos y, sobre todo, tenía ganas de probarme al más alto nivel. Saber cómo consigo gestionar esa máxima competitividad. Porque cuando ves a jugadores que lo han ganado todo a tu lado te das cuenta de por qué, de cómo trabajan en cada entrenamiento", sentencia.
Uno de esos gigantes que ahora adquieren tamaño natural es el mentado Thierry Omeyer, portero por otra parte con escasas simpatías en la afición española al balonmano por su actitud retadora en los duelos entre ambas selecciones. Un gen competitivo que, sostiene Corrales, se aplaca en el día a día con el plantel: "En España se tiene una idea determinada de él, probablemente porque tuvo mucho protagonismo en esos duelos de selecciones. Pero en este tiempo que llevo con él y después de haber compartido habitación en Eslovenia, puedo decir que es un tipo simpático. Me intenta ayudar en los entrenamientos y fuera de ellos se muestra como una persona bastante sensata, interesante y que genera admiración".
Rodrigo se siente cómodo, pues, dentro de una institución a la que espera se le valore más allá de por el dinero que maneja. "No tiene la tradición de otras y ha crecido rápido, pero haciendo las cosas bien. La gente se queda con el aspecto económico, sobre todo ahora con el caso Neymar en el fútbol, pero hay una calidad humana muy alta. Está el equipo de fútbol, el de fútbol femenino con Vero Boquete, el de balonmano...", razona.
Y en perspectiva, cómo no, está la selección española, para la que espera seguir contando: "Cuanto más nivel tengas en el equipo, más opciones tienes de seguir yendo. Por ahora, me ha ido muy bien en la selección y he tenido la suerte de disputar un Mundial. La idea del seleccionador –Jordi Ribera–  es contar con Gonzalo –Pérez de Vargas– y conmigo, pero ya se verá". Y por detrás aprieta otro gallego, Xoán Ledo, al que admira: "Ojalá acabe llegando".

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