CELTA-SEVILLA

Jugar en (muy relativa) superioridad

La entrada de Marcelo Díaz en el campo coincidió con los mejores minutos del Celta ayer en Balaídos ante el Sevilla.
photo_camera La entrada de Marcelo Díaz en el campo coincidió con los mejores minutos del Celta ayer en Balaídos ante el Sevilla.

El Celta jugó ayer con un hombre más que el Sevilla durante casi 70 minutos, pero la superioridad numérica se convirtió en superioridad relativa por muchos otros factores.

Porque Unai Emery pudo cambiar nada menos que a siete futbolistas con respecto al partido de Copa del pasado jueves sin que el equipo bajara un ápice su calidad, mientras que Berizzo pudo rotar poco y en su banquillo no se encuentra el talento que desborda el banquillo andaluz. Porque el Sevilla pudo disponer de todas sus figuras, mientras que en el Celta faltaba la magia de Nolito y el desborde de Orellana. Y porque la altura de la mayor parte de los jugadores del equipo de Emery convierte cada jugada a balón parado en un suplicio para la defensa celeste. Con todo ello, al Celta la superioridad numérica sólo le dio para conseguir un empate.

Sin apenas rotaciones
Berizzo apenas pudo realizar rotaciones pese a la acumulación de partidos entre Liga y Copa. El Celta presentó sólo cuatro cambios con respecto al equipo que jugó jueves en el Sánchez Pizjuán, alguno de ellos obligado, como el del sancionado Fabián Orellana. Sergio volvió a la portería, Planas entró en la línea defensiva en lugar de Hugo Mallo y, por delante, Bongonda y Beauvue ocuparon los puestos dejados por Orellana y Guidetti. Por el contrario, el Sevilla alineó de inicio a siete futbolistas que no fueron titulares en el Pizjuán: Mariano Ferreira, Sergio Escudero, Carriço, Fazio, Reyes, Konoplyanka y Fernando Llorente.

El bloque sevillista
El Sevilla colocó muy juntas dos líneas de cuatro jugadores que dificultaron extraordinariamente el ataque del Celta. Tras la expulsión de Fazio en el minuto 24, el equipo andaluz mantuvo el mismo sistema con los mismos resultados. El Celta, huérfano de la magia de Nolito y el desborde de Orellana, se limitó durante muchos minutos a probar a Sergio Rico con lanzamientos muy lejanos que casi no dieron problemas al portero visitante.

Otra vez a balón parado
Como en el enfrentamiento del jueves en la Copa del Rey, y a pesar de la inferioridad numérica, el Sevilla se adelantó en el marcador justo antes del descanso y en un saque de esquina. Esta vez fue Llorente quien remató en primera instancia, Beauvue despejó defectuosamente y el balón cayó a los pies de Carriço, que en la línea frontal del área pequeña no podía fallar el remate.

Doble cambio ofensivo
Aunque en el minuto 52, Beauvue ya dispuso de una ocasión clara para empatar –el remate dentro del área tras un centro de Bongonda se le marchó alto–el Celta no pudo superar realmente el entramado defensivo del Sevilla hasta el doble cambio realizado por Berizzo en el minuto 61. Radoja y Jonny dejaron su sitio a Marcelo Díaz y Guidetti, Wass pasó al lateral derecho y por las bandas empezó a hacer daño el equipo vigués. Sólo dos minutos después, Beauvue firmó el 1-1 al rematar un centro raso de Wass desde la derecha. A partir de ese momento, el Celta empezó a sumar ocasiones de gol, pero le faltó puntería para transformarlas.
La amenaza de Gameiro
El Sevilla intentó contrarrestar la decidida apuesta del Celta por el ataque dando a entrada a Gameiro en lugar de Llorente. La velocidad del delantero francés encarriló la eliminatoria de Copa para los andaluces en dos contragolpes, pero el conjunto vigués supo esta vez atacar sin perder el orden defensivo, una virtud que necesitará el próximo jueves cuando afronte el tercer asalto con el Sevilla. n

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