"He tenido muchos contrincantes, pero al final el rival más duro al que te enfrentas eres tú mismo"
Miguel Romero Azpitarte (Vigo, 1979), uno de los judokas gallegos más laureados de la historia, anunció el pasado fin de semana en Ourense, en la clausura de la Liga por Clubes, su retirada de la competición para dedicarse en exclusiva a su labor como seleccionador nacional y gallego. Campeón de España absoluto en 2010 y 2012, Romero inició su trayectoria en el club Famu de Frutos, en el que todavía sigue.
¿Le ha costado mucho dejar la competición?
Sí, lo que pasa es que hay un cúmulo de factores que al final te llevan a eso. Uno, que ya no tienes la misma ilusión; otro, que ya tienes 35 años y bajar de peso ahora me cuesta un montón. Además estoy con la oposición de Educación Física y Primaria.
Han sido más de veinte años, ¿cuál es su mejor recuerdo de todo ese tiempo?
El primer Campeonato Gallego lo hice con 12 años, en 1992, y de mejores recuerdos puedo decir tres. La primera vez que quedé campeón de España sub-15, en 1993, porque era el primer campeonato importante y se me había metido en la cabeza ganarlo después de haber sido quinto el año pasado. Me centré mucho y al final lo conseguí. Luego, en 2003, quedé tercero en la Universiada en Corea, que fue mi primer gran resultado a nivel internacional; y uno que me hizo mucha ilusión fue el bronce en la Copa del Mundo de 2010, en Madrid, porque fue en casa y me abría las puertas para la clasificación olímpica.
¿Y el peor?
El Campeonato de España que se celebró en Vigo en 2001, en el que no hice nada, y las lesiones que me impidieron competir. En general, cuando pierdes es un trago que hay que pasar, pero hay derrotas peores que otras.
¿Quién ha sido el rival más duro al que se ha enfrentado?
Ha habido muchos, pero al final el rival más duro al que te enfrentas eres tú mismo. En el judo compites contra ti mismo y además contra un rival. Después he tenido un montón de competidores buenos, como el brasileño Pereira.
¿Qué le ha enseñado el judo?
Para mí el judo es una forma de vivir. Me lo ha enseñado casi todo. Yo soy lo que soy gracias a este deporte, me ha ayudado en todo, en el plano físico y mental, y le tengo que estar eternamente agradecido.
Dicen que es un buen deporte para los niños.
La Unesco dice que el deporte más recomendable para niños de cuatro a catorce años es el judo.
¿Por qué cree que debe practicarse?
Es un deporte muy completo porque te infunde un montón de valores, como el respeto, la amistad, la perseverancia, la función agonística… Todo. Y además es completo a nivel físico porque trabajas todos los músculos del cuerpo, utilizas todas las capacidades físicas básicas: tienes que ser flexible, fuerte, veloz, resistente… Yo he tenido la suerte de caer en este deporte, porque lo conocí de casualidad.
¿Cómo fueron esas primeras experiencias?
Mi hermano empezó a hacer judo cuando tenía seis años en el club Famu de Frutos porque iba un vecino nuestro. Si ese vecino hubiera ido a cualquier otro deporte, habría practicado otro deporte. Luego, lo que hace el hermano mayor lo copia el mediano y luego la pequeña, que es mi hermana. Y acabamos todos en el saco. Llevo toda vida en el Famu, desde los cuatro años.
¿En qué ha cambiado el judo en Galicia desde que usted empezó?
Cuando yo empecé, el judo era un deporte más artesanal, de gimnasio, y ahora mismo Galicia es una potencia en España. Hemos pasado a ser un gran club y en ello ha influido sobre todo la labor de Mario Muzas y de los entrenadores, que se han reunido y han trabajado por un bien común, dejando a un lado los individualismos.
Deja la competición pero va a seguir como seleccionador…
Sí. Soy entrenador del equipo nacional júnior, cadete e infantil. Y también del equipo gallego, así que voy a seguir ligado al judo. n
