luto en el deporte vigués

Un hombre querido y ejemplar

Pablo Beiro fue el primer gallego en participar en unos Juegos Paralímpicos, en el Seúl 1988.
photo_camera Pablo Beiro fue el primer gallego en participar en unos Juegos Paralímpicos, en el Seúl 1988.

Deportistas y dirigentes destacan el trabajo de Pablo Beiro y su colaboración desinteresada con los otros clubes

La muerte de Pablo Beiro causó ayer una enorme conmoción en el deporte vigués, cuyos representantes acudieron ayer al tanatorio en gran número para presentar sus respetos a la familia del que fue presidente del Amfiv.
Entre ellos se encontraba el capitán del equipo vigués de baloncesto en silla de ruedas, Bernabé Costas, que reconoció que "para mí fue como un padre. Me abrió este mundo –del básket en silla– y se lo agradeceré toda la vida. Hay que quedarse con todo lo bueno que nos ha dejado y disfrutar de ello".
Costas destacó que Beiro "luchó hasta el último día por las personas en silla de ruedas y hay que tomar ejemplo de lo que nos enseñó como dirigente y como persona, que no hay nota que pueda valorarlo. Yo empecé a jugar al baloncesto con él, me formó como jugador y todo lo que sé de este deporte lo aprendí de él. Ahora son momentos duros para la familia y debemos estar aquí apoyándolos".
El fallecimiento de Pablo Beiro cayó también como un jarro de agua fría entre el resto de los dirigentes de los principales clubes deportivos de la ciudad. Visiblemente emocionado, el presidente del Celta Selmark, Paco Araújo, aseguró que "a nosotros nos quería y nos ayudó mucho, más de lo que la gente cree. Lo que hizo Pablo tiene más mérito que lo que hicimos los demás, porque es muy complicado sacar adelante un club como el Amfiv, pero sobre todo como persona era de diez y a mí me lo demostró".
Araújo agregó que "siempre fue un referente, nunca puso una mala cara y no hay nadie que pueda hablar mal de él. Tiene que ser un espejo para todos y es una putada porque era un trabajador nato y no hace mucho me dijo que por fin iba a poder empezar a disfrutar. Siempre se habla bien de los que se van, pero en su caso todo es totalmente cierto".
Por su parte, Guillermo Touza, presidente del Club Vigo Voleibol, indicó que "su muerte supone un varapalo porque era uno de los iconos del deporte vigués. Se va un amigo y, sobre todo, se va una gran persona que dedicó mucho tiempo y muchos años al deporte adaptado. Su trabajo va a quedar ahí después de toda una vida dedicada a ello y lo que hace falta es que la ciudad no se olvide de una persona así, que lo dio todo y que ahora, en los mejores años de su vida, nos deja".
Javier Rodríguez, presidente del Academia Octavio, apuntó que Pablo Beiro "fue un gran deportista, que llegó a ser olímpico, un gran dirigente y una gran persona. Su esfuerzo tiene que ser nuestro ejemplo porque en él se reflejan mejor que en nadie los valores del deporte: fundamentalmente, la formación de la persona a través del deporte. Con su trabajo se demuestran esos valores, porque él ha formado a mucha gente por medio de su deporte". Rodríguez añadió que "estoy triste como si se me fuera un hermano. Fueron muchos años en la misma lucha, con el mismo sacrificio, porque creo que empezamos como presidentes casi al mismo tiempo".
Para el actual entrenador del Amfiv, César Iglesias, "Pablo Beiro ha sido uno de los mayores impulsores del deportes vigués reciente, y no sólo del deporte adaptado, sino de todos los proyectos. Era una persona comprometida, tanto con la ciudad como con el deporte, un hombre ejemplar, siempre con una mano tendida a todo el mundo. Para nosotros es una gran pérdida. Hoy por hoy, la figura de Pablo es irreemplazable y, por desgracia, nos daremos cuenta de ello, pero nos queda su obra y su ejemplo. Los que hemos tenido la suerte de conocerlo, sabemos la línea que hay que seguir, que es que se pueden hacer cosas desde el diálogo, desde el compromiso, desde el respeto y uniendo, no separando".
Por último, Diego Núñez, ex entrenador del Amfiv, resaltó que Beiro "se ocupaba de todas las personas a su alrededor. Quería que las personas en silla tuvieran una integración total a través del deporte y emocionaba ver su cara de satisfacción cuando subíamos chavales de las escuelas deportivas o encontraban un trabajo o se echaban novia. Era todo corazón". n

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