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El Guardés se entrega pero cae eliminado en Europa

La pivote del Mecalia Atlético Guardés Carla Gómez lanza a portería durante el partido de ayer.
photo_camera La pivote del Mecalia Atlético Guardés Carla Gómez lanza a portería durante el partido de ayer.

El conjunto de A Guarda apretó a las rusas, que mezclaron contundencia y frialdad

El Mecalia Atlético Guardés quedó ayer eliminado de la Copa EHF tras caer ayer de nuevo ante el Astrakhanochka, que echó mano de toda su sabiduría balonmanística y competitiva para impedir que el conjunto del Baixo Miño lograse remontar los tres goles de desventaja con los que partía tras el encuentro de ida del pasado sábado. A Sangriña, más llena en este segundo encuentro pero sin completarse, no fue suficiente para superar a un conjunto ruso con enorme sangre fría, con contundencia defensiva y que se ganó el enfado de grada y equipo local con un tiempo muerto solicitado cuando el choque y la eliminatoria ya estaban decididas. Fue una muestra más de que el poderoso bloque de Astracán tuvo que sudar para pasar esta segunda ronda, no en vano a falta de diez minutos para el final del partido su renta era únicmente de un gol (24-25).
La actuación de Estela Carrera en portería resultó clave para que el Guardés plantase cara al Astrakhanochka en la primera mitad. José Ignacio Prades, técnico local, apostó por una defensa 6.0,  pero con África Sempere realizando una mixta sobre Postnova. Enfrente, el muro ruso, con la propia Postnova, Sabirova y Antonova, que se empleaban con contundencia para frenar a las locales.
El buen juego de las guardesas incluso les permitió llegar a ponerse por delante, pero el Astrakhanochka comenzó a dar cuenta de su capacidad para manejarse en distancias cortas y para jugar con la permisividad arbitral. A base de contragolpes y de la habilidad para marcar desde los extremos, el conjunto ruso logró la primera gran ventaja (6-10). Fue justo antes de que un apagón parase el encuentro, que se reanudó manteniendo la misma tendencia. Al descanso, un 12-14 decía que todo era posible.
El Guardés nunca se dio por vencido. Pese a que el Astrakhanochka amenazó con romper el choque en numerosas ocasiones, las pupilas de José Ignacio Prades se pusieron a sólo un gol a falta de diez minutos. Fue entonces cuando el rival jugó con frialdad y contundencia para evitarse cualquier susto y eliminar a las guardesas.

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