celta

Falta entusiasmo con Unzué

Juan Carlos Unzué sigue desde la banda el desarrollo del partido del pasado sábado ante el Valencia.
photo_camera Juan Carlos Unzué sigue desde la banda el desarrollo del partido del pasado sábado ante el Valencia.

Ni el propio entrenador, ni el Celta, ni la afición apuestan con claridad por su continuidad en el banquillo celeste

Cuando se le ha preguntado al respecto de su futuro, Juan Carlos Unzué, entrenador del Celta, siempre ha hecho más hincapié en la posibilidad existente de dar por cerrado su contrato con el Celta este mismo verano que en el entusiasmo por cumplir el segundo curso que ya está firmado. Cuesta encontrar en su discurso frases que vinculen su futuro con el equipo vigués más allá de esta campaña y, en cambio, las apariciones de las conocidas vías de escape para romper el contrato de las que disponen las dos partes han sido recurrentes. Desde el club, fiel a sí mismo, hermetismo. Nadie ha cuestionado ni el presente ni el futuro de Unzué en el banquillo públicamente, pero tampoco se ha dejado traslucir entusiasmo alguno sobre su continuidad.
En tal tesitura, tres parámetros pasan a ser trascendentales: los resultados, la acogida en el vestuario y la relación con la grada. En el primero, es cierto que se ha alcanzado el objetivo mínimo de la permanencia sin problema alguno –no se ha pasado una sola jornada en puesto de descenso– y que está al alcance el fijado por el presidente, Carlos Mouriño: acabar entre los diez primeros clasificados. Pero no lo es menos que, tal y como se ha desarrollado la competición liguera, la meta de alcanzar una plaza europea ha estado al alcance de una plantilla con potencialidad para ello, algo reconocido por el propio Unzué. Además, el fútbol del equipo no ha acabado de fluir.
En cuanto a la grada, la conexión siempre ha tenido encima la larga sombra de Eduardo Berizzo, el predecesor en el cargo del navarro. Existe una parte de la afición claramente descontenta –con algunos pitidos incluso dirigidos al técnico en los dos últimos partidos en casa– y una mayoría cuya postura se acerca a la indiferencia, cuando no a las serias dudas. No hay, pues, un apoyo claro.

Un plantel corto


Falta por saber qué opinan los propios jugadores. Unzué y su equipo se precian de tener un trato cercano con los futbolistas y con algunos de ellos la relación viene del año de Luis Enrique Martínez en el banquillo. Los problemas de actitud se han reducido, públicamente, a Emre Mor pero las señales no son de entusiasmo. Y eso que se trata de un plantel corto.n

Te puede interesar