celta - Real Sociedad

Errores gordos y aciertos finos

Andreu Fontás trata de hacerse sitio en la pelea cuerpo a cuerpo con los jugadores realistas ayer en Balaídos.
photo_camera Andreu Fontás trata de hacerse sitio en la pelea cuerpo a cuerpo con los jugadores realistas ayer en Balaídos.

El Celta, que se puso dos veces por delante con goles de Maxi, perdió en la recta final tras regalar dos tantos a la Real

Si regalas dos goles, lo más normal es que pierdas. El Celta lo hizo ayer en su debut liguero ante la Real Sociedad y desperdició buenos minutos de juego y dos tantos del recién llegado Maxi Gómez.
El Celta de Juan Carlos Unzué va de cara. La cuestión es saber si puede pecar de ingenuidad o reivindicarse con orgullo. Los resultados lo dirán con crudeza. Mientras tanto, el equipo celeste busca afianzarse en sus nuevas ideas y ayer pudo hacerlo con el rival, quizás, que más le puede devolver su propia imagen como un espejo, la Real Sociedad. Aunque, eso sí, el conjunto donostiarra cuenta ya con  la nada baladí realidad de saber que las ideas de su entrenador lo han llevado a Europa. Los célticos todavía buscan esa confirmación.
Con dos equipos de similar condición, el partido era atractivo: elaboración de jugadas a ras de suelo salpicadas con inteligentes cambios de juego y llegadas en las dos áreas. Más defensas ofensivos sobre el césped que atacantes defensivos. Y dominio alterno. De hecho, tan alterno por momentos que casi no se puede hablar de dominio.
El Celta comenzó a crecer por la banda derecha, la de Iago Aspas. Liberado de trabajo defensivo –más que Pione, por ejemplo–, el moañés se sabe pieza fundamental en la finalización y en la creación. Y le gusta el papel, que gestiona con más brillantez cuando se junta con la ubicuidad de Wass, las subidas de Mallo, la calidad de pase de Jozabed y la electricidad de Pione. Todos estos factores se fueron conjuntando poco a poco mientras Aspas probaba fortuna con hasta tres disparos en los primeros 18 minutos, entre los que la Real inquietó con una franca llegada de Odriozola por banda derecha que no encontró rematador.
La capacidad asociativa, en pase corto y en el de media distancia, de Jozabed era el camino ideal. El sevillano baja metros y ayuda en la salida de presión, generando unos espacios en los que después aparecen Wass o Aspas para dar celeridad al ataque cambiando el ritmo pausado previo. En una de esas ocasiones, tras el susto de una ajustada falta directa de Canales por fuera, el moañés abrió el juego hacia Pione, éste encaró a Odriozola y sacó un buen centro que encontró el cabezazo forzado en el segundo palo del omnipresente Wass. El balón quedó muerto y Maxi Gómez demostró una vez más su enorme capacidad para solventar las ocasiones con un solo toque. Escorzo del uruguayo y gol.
La Real sufría. No controlaba el centro del campo, no encontraba a William José y su joven lateral Kevin –superado en la acción del gol además de agobiado por Aspas– lo pasaba mal. Pero en éstas llegó el parón para hidratarse y en la reanudación ya apareció William José, espectacular delantero que hizo ver a los suyos que estaban en el partido si subían líneas. Illarramendi y Zurutuza lo entendieron. Todos los realistas lo hicieron y, con su presión, provocaron un craso error en la salida de Sergio. Regalo a Oyarzabal y empate. El riesgo asumido muy pronto mostró su cara más amarga.
Tras un cuarto de hora de mayor control donostiarra y el descanso, el partido se replanteaba sobre el césped de Balaídos. El marcador igualaba fuerzas y esperanzas, pero pronto varió. Lo hizo porque Maxi demostró de nuevo que su hábitat es el área rival: se desmarcó al segundo palo en un saque de córner que Cabral peinó y remató y marcó, otra vez, a un toque.
El guión del encuentro convenía al Celta, que parecía controlarlo con balón y sin él. Sólo una contra y un zapatazo de Illarra inquietaban. Y arriba, ya con Tucu y Lobotka en el campo y con Aspas de delantero, había sensación de peligro, pero sin remate.
Nada grave pasaba hasta, de nuevo, el parón para hidratarse. El agua animó a una Real con cambios ofensivos. Una subida de Odriozola generó una gran combinación por dentro que culminó con gran pase hacia Juanmi, quien encaró a Sergio dentro del área y empató. Y no fue eso lo peor. En el 86, un control en apariencia sencillo de Jonny se le escapó, permitiendo a Vela encarar el área. El lateral celeste lo frenó en falta y Mateu Lahoz pitó un penalti que William José transformó. En nada, el Celta despilfarró el trabajo y la ventaja. 
Una derrota para iniciar la Liga con dos goles del rival prácticamente regalados. Errores más gordos que los aciertos.

Celta:
Sergio Álvarez; Hugo Mallo, Gustavo Cabral, Andreu Fontás, Jonny Castro; Daniel Wass, Nemanja Radoja, Jozabed Sánchez (Stanislav Lobotka, m.75); Iago Aspas, Maxi Gómez (Pablo 'Tucu' Hernández, m.65) y Pione Sisto (Andrew Hjulsager, m.85).
Real Sociedad:
Rulli; Odriozola, Aritz Elustondo, Navas, Kevin Rodrigues; Xabi Prieto (Agirretxe, m.81), Illarra, Zurutuza; Canales (Carlos Vela, m.56), William José y Oyarzabal (Juanmi, m.65).
Goles:
1-0, m.21: Maxi Gómez; 1-1, m.32: Oyarzábal; 2-1, m.49: Maxi Gómez; 2-2, m.79: Juanmi; 2-3, m.86: William José, de penalti.
Árbitro:
Mateu Lahoz (colegio valenciano). Amonestó a Maxi Gómez, Hugo Mallo y Jonny por parte del Celta y a Illarramendi por parte de la Real Sociedad.
Incidencias:
Partido de la primera jornada de Primera  disputado en el estadio municipal de Balaídos ante 16.961 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por los atentados de Catalunya.

Te puede interesar