CELTA-RAYO

Los ensayos contra diez, satisfactorios

Was evita la salida de Toño, que acaba de tocar con su brazo las piernas del danés: penalti y expulsión.
photo_camera Was evita la salida de Toño, que acaba de tocar con su brazo las piernas del danés: penalti y expulsión.

Sin querer aguar ninguna fiesta y con el rebufo como gran oportunidad de futuro, cualquier análisis de las dos primeras jornadas célticas saldadas con victoria queda mediatizado por una verdad inamovible: únicamente ha jugado, entre los dos encuentros, 12 minutos con once contra once. La expulsión de Simao en el minuto 4 en el Ciudad de Valencia tuvo continuidad ayer con la de Toño en el Rayo en el minuto 8, que supuso además el penalti con el que los de Berizzo ya se pusieron por delante. Por ello, cualquier análisis es a favor de corriente.

La circulación
Fue el gran debe en la victoriosa primera jornada y ayer se ponía de nuevo a prueba. Con uno menos, el Rayo no se encerró pero ya no discutió la posesión y el Celta se vio abocado a un ejercicio de movilidad sin balón de sus puntas y de movilidad de balón de sus centrocampistas. El conjunto de Vallecas redujo el fútbol a unos cuantos metros adelantando su defensa y costó encontrar vías. Con Augusto dando equilibrio, Fontás se sumó a la búsqueda de caminos y Pablo Hernández y Daniel Was pusieron a prueba una vez más su función clave en el centro de todo. El chileno-argentino, que da soluciones aéreas, precisa casi siempre de dos toques para circular; el danés, polivalente y rápido de mente, siempre apuesta por el primer toque y el desmarque al espacio. Quedan por pulir las vías y las fórmulas. Porque ayer, ante un rival tan adelantado en su retaguardia, faltó buscar cambios de juego a la espalda de los centrales.

Orellana y Nolito
El desequilibrio es lo que decanta los partidos. Con la premisa del trabajo y del funcionamiento colectivo ordenado, la diferencia deben marcarla los jugadores de ataque. Y, ahora mismo, en el Celta hay dos futbolistas por encima del resto en esta labor tan fundamental como atractiva: Manuel Agudo 'Nolito' y Fabián Orellana. El primero, sin estar a su mejor nivel en cuanto a continuidad, apareció para dar un gol y marcar otros dos. El segundo es el futbolista sobre el que gira el ataque celeste. El chileno se sabe fundamental, tiene derecho a todo sobre el césped –la licencia de Berizzo es cuasi absoluta– y no para ni un segundo. Se le necesita en la mediapunta porque la banda, para él, es una zona demasiado alejada del meollo de la cuestión. El argentino busca la manera de que el jugador que mejor sabe destrozar los sistemas defensivos rivales se mueva con libertad por el frente de ataque. Por eso, espera que en las pocas horas que quedan de mercado veraniego le llegue un jugador de banda. Si no, también buscará la manera de centrar al chileno. Ayer, cuando entró John Guidetti, fue Aspas el desplazado a la banda. El beneficio bien lo merece.
Las expectativas
A la espera de un partido once contra once, el Celta debe explotar al máximo el viento a favor. Porque las expectativas son buenas. Hay un portero con serenidad; una línea defensiva sin demasiadas fisuras y muy acostumbrada al sistema de Berizzo; un Augusto Fernández que no reina pero gobierna con un despliegue físico sólo comparable a su despliegue táctico; un Orellana en estado de gracia para emborrachar a las retaguardias rivales; y un Nolito con ansia de dar continuidad a su esplendor. Y todavía habrá que esperar a la mejor versión de Iago Aspas –trabajador pero sin chispa–, al despertar de Guidetti –tiene la grada ya a favor– y a las ganas que le deben poner los teóricos suplentes. Ayer, faltó que Berizzo le diese minutos a Dejan Drazic en un partido con todo a favor. Otra vez será. Aunque el viento no siempre soplará a favor.n

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