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El Celta se regodea en la trampa

Jorge Molina y Hugo Mallo discuten una posesión durante el partido disputado anoche en el Coliseum Alfonso Pérez.
photo_camera Jorge Molina y Hugo Mallo discuten una posesión durante el partido disputado anoche en el Coliseum Alfonso Pérez.

El equipo vigués, en su peor partido de la temporada, no supo contrarrestar al Getafe y cae a la undécima plaza

Nada está perdido. Salvo la imagen, que no es poco. El Celta realizó ayer su peor partido de la temporada ante un Getafe de buen nivel pero previsible en una apuesta de juego que el equipo vigués nunca supo contrarrestar. No sólo cayó en la trampa, sino que se regodeó en la caída. La peor derrota de la temporada deja al conjunto vigués undécimo, a sólo tres puntos de la séptima plaza a la que ayer aspiraba pero con tres equipos de por medio. El primer capítulo en la trilogía ante rivales directos salió mal. Fatal. No eliminó a uno, lo engrandeció.
El Getafe te plantea una lucha psicológica interna de cuidado. Sus rivales no pelean contra él, sino contra sí mismos. Contra sus ganas de hacer cosas con el balón, contra sus ganas de jugar, contra sus ganas de crear, contra sus ganas de romper la monotonía con una genialidad. En definitiva, contra su autocontrol. Y lo peor es que sabes, desde mucho antes, que te lo va a hacer pasar mal, que te va a provocar, que te va a engañar, que te va a aburrir. Pero caes. Tropiezas una vez más en la misma piedra; más roca que piedra, bien es cierto.
Como paciente pescador, el conjunto madrileño lanza su caña y espera. Utiliza el cebo de siempre, nada innovador. Para qué si funciona. Ten el balón, muévelo de lado a lado y trata de acabar las jugadas por el enmarañado centro o con centros laterales que atrapan con premura mis espigados centrales o mi más espigado portero, que tiene patente de corso en el juego aéreo. Yo espero. Y hago faltas. Porque sé que te vas a aburrir de no encontrar espacios e intentarás jugar más rápido, buscarás el toque de primeras para evitar las patadas y te equivocarás. Y, cuando lo hagas, estaré allí.
El Celta sabía a lo que iba al Coliseum. Juan Carlos Unzué, técnico celeste, puso como pivote al espigado Tucu Hernández para evitar los balones frontales en busca de los dos delanteros getafenses. Y añadió a Lobotka a la línea de futbolistas de toque con misión de resquebrejar el muro del Getafe cuando está replegado, que es casi siempre. Allí, los espacios sufren de claustrofobia. Todos los metros libres están en el horizonte. Ése era el hábitat del ayer rival celeste.
Como la posesión era del Celta, parecía que era el que tenía una propuesta con más opciones de llegar a la portería rival. Nada más lejos de la realidad. En la primera parte, el Getafe dispuso de hasta tres ocasiones y aprovechó una; el Celta apenas dispuso de un disparo al borde del área de Lobotka en el minuto 42 que detuvo Guaita. Nada más. Y ya por entonces, un error en el pase  de Aspas al tratar de jugar al primer toque en el centro del campo le permitió a Amath encontrar la carrera de Ángel y al delantero demostrar su buenos movimientos ante la pareja de centrales celeste, que no logró evitar el tanto del delantero local con un balón que, para más inri, llegó a rozar Sergi Gómez. La trampa.
Cometido el pecado, tocaba redimirse en la segunda parte. Superar esa impotencia y jugar. Jugar. No fue así. Porque el Getafe tuvo, apenas cinco minutos después de salir de vestuarios, otra oportunidad de plasmar su plan y lo hizo sin titubeos y con claridad. Otra pérdida en el centro del campo, con Lobotka rodeado de rivales en un achique de espacios de manual, y una salida limpia con balón de Ángel, que tiró de inteligentes mecanismos: apertura hacia Portillo, que volvió a encontrarlo en un gran pase dentro del área para que el menudo delantero le regalase el gol a Jorge Molina, que estaba donde tenía que estar. La posible reacción se murió antes de nacer.
Pero lo peor estaba por llegar. Lo peor fue la incapacidad para cambiar el nulo planteamiento inicial; lo peor fue ver cómo un plan del Getafe más que esperable no tenía respuesta alguna por parte del equipo vigués; lo peor fue comprobar que los cambios apenas sirvieron de nada; lo peor fue apreciar cómo el conjunto madrileño controló a placer el encuentro; lo peor fue no disponer siquiera de una mísera ocasión; lo peor fue encajar un tercer gol grotesco; lo peor fue haber tirado una ocasión de ser séptimo. El peor partido.

Getafe:
Guaita; Damián, Bruno, Djené, Cabrera; Portillo, Arambarri, Fajr, Amath (Merveil, min.86); Ángel (Sergio Mora, min. 90) y Jorge Molina (Rémy, min. 71)
Celta:
Rubén Blanco; Hugo Mallo, Roncaglia (Boyé, min. 73), Sergio Gómez, Jonny; Wass, Lobotka, Pablo Hernández (Emre Mor, min. 61), Sisto (Radoja, min. 61); Iago Aspas y Maxi Gómez.
Goles:
1-0, min. 37: Ángel; 2-0, min. 51: Jorge Molina; 3-0, min.84: Ángel.
Árbitro:
González Fuertes (comité asturiano). Mostró cartulina amarilla a Damián (min. 10), a Cabrera (min.23), Portillo (min. 60) y a Fajr (min.86)  por parte del Getafe y a Roncaglia (min.63) Boyé (min. 79) y Emre Mor (min. 81) por parte del Celta.
Incidencias:
Partido disputado en el Coliseum Alfonso Pérez ante cerca de 8.367 espectadores.

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