Celta

El ecosistema que sostiene a Cardoso

David Juncá, Rubén Blanco, Jozabed Sánchez y Brais Méndez, el pasado domingo en A Madroa.
photo_camera David Juncá, Rubén Blanco, Jozabed Sánchez y Brais Méndez, el pasado domingo en A Madroa.

El vestuario celeste tiene un grupo duro formado por los canteranos y otros menos influyentes como el 'danés'

La dinámica interna de cualquier grupo de trabajo genera diferentes grados de afinidad entre sus componentes y diferente grado de influencia en el comportamiento grupal. Tal circunstancia se produce también, cómo no, dentro de un vestuario de un equipo de fútbol, un colectivo que registra mucha movilidad en cuanto a salidas y llegadas y que, además, especifica un escalafón con la elección, al inicio de cada temporada, de unos capitanes. Una figura con más sentido de representatividad que capacidad reconocida para el mando.

Conocer esos flujos internos e influir más o menos en ellos es una de las labores del entrenador. Y en el Celta, Miguel Cardoso supo conectar desde el primer día con el grupo más influyente, tanto a nivel interno como en cuanto a relación con la dirección del club: el de los canteranos. Un grupo que, por ejemplo, nunca estuvo tan cerca y se acabó distanciando mucho de su antecesor en el cargo, Antonio Mohamed.
Esa diferenciación interna por afinidad no presupone distanciamiento ni enfrentamiento entre grupos. Sin necesidad de que haya ruptura, sí hay futbolistas más influyentes que otros, en buena medida en función del tiempo de permanencia en un mismo vestuario.
Llevada la teoría sobre el terreno, ese grupo fuerte en el Celta lo conforman los canteranos más algún jugador añadido: Hugo Mallo, Iago Aspas, Sergio Álvarez, Rubén Blanco, Brais Méndez, David Costas, Kevin Vázquez, Jozabed Sánchez y David Juncá. Junto a ellos, el grupo de 'daneses', que ha ganado en importancia en número en los últimos tiempos pero que carece de excesivo peso en el campo y en las oficinas de la sede. Son Stanislav Lobotka –eslovaco pero con pasado en la liga danesa–, Mathias Jensen, Pione Sisto, Andrew Hjulsager y, en la medida en que es capaz de formar parte de un colectivo, Emre Mor. A día de hoy, ninguno de ellos vive un presente satisfactorio siquiera en lo personal, pues ninguno es titular habitual. Ni tan siquiera el mentado Lobotka, uno de los jugadores de referencia la pasada temporada.
También tiene su importancia, por quiénes lo conforman, el grupo de americanos. Tras la marcha de Facundo Roncaglia, ha quedado reducido a Gustavo Cabral, Maxi Gómez y, aunque en menor medida, Néstor Araujo. Porque el mexicano, recién llegado este verano, se sitúa en un amplio grupo de no alineados en el que también están futbolistas importantes como Okay Yokuslu, Fran Beltrán, Sofiane Boufal o los recién llegados Wesley Hoedt, Ryad Boudebouz y Lucas Olaza, aún sin tiempo para conocer de primera mano esas dinámicas internas.
Será labor de los capitanes –Mallo, Aspas, Sergio y Cabral– lograr que la dureza del presente no genere fisuras. Cardoso, por el momento, se apoya en sus jugadores. El club está vigilante.n 

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