Más de 1.200 piragüistas participarán el sábado en el Descenso del Miño exactamente 50 años después de que, el 23 de agosto de 1964, se celebrara por primera vez esta emblemática regata.
Entre el centenar de palistas que disputaron aquella prueba está Joaquín González, hijo de José González García, más conocido por 'Pepe Xirelo', organizador de la prueba. "Era una aventura única", recuerda Joaquín, que participó en las cuatro primeras ediciones de la competición. "Era un desafío para cada uno de nosotros, pero teníamos el apoyo del público, que se colocaba en las orillas del río para animarnos. Había miles de personas", añade nostálgico.
El espíritu de la prueba es el mismo, igual que su ambiente festivo, pero algunas cosas han cambiado. Muchas embarcaciones eran de plástico, pero también las había de lona y de madera, las más complejas. "Eran el demonio. Pesaban mucho y manejarlas era muy complicado. Se requería habilidad y también un gran esfuerzo. Las palas pesaban mucho. Con el paso del tiempo se mejoró el material y llegaron palas muy ligeras. Tuvimos que aprender a remar con ellas, porque ya estábamos acostumbrados a las otras", rememora Joaquín González, testigo directo de la evolución de la prueba.
El primer descenso fue entre Salvaterra y Tui, pero dividido en dos etapas. La primera terminaba en Caldelas de Tui, donde se organizaba una romería. Después de comer, se disputaba la segunda parte del recorrido, con final en el puente internacional. Para conocer el ganador, que en 1964 fue el asturiano Luis García Blanco,se sumaban los tiempos de ambas etapas.
El hijo de Pepe Xirelo se emociona al recordar aquella aventura de la misma manera que lo hará el sábado, cuando vea a más de 1.200 piragüistas siguiendo los pasos de aquel centenar de valientes que por primera vez completaron los 15 kilómetros del Descenso del Miño.n
