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Demasiada pausa y despiste final

Stanislav Lobotka fue titular en su debut con la camiseta celeste en Balaídos y demostró su capacidad para estar en casi todas partes.
photo_camera Stanislav Lobotka fue titular en su debut con la camiseta celeste en Balaídos y demostró su capacidad para estar en casi todas partes.

El Celta dominó al Udinese sin pegada y acabó perdiendo el Memorial Quinocho en la tanda de penaltis

Sin vértigo, con convencimiento. Y con despiste final. Así perdió ayer el Celta ante el Udinese en el Memorial Quinocho en la que fue su presentación esta temporada ante su público en un desangelado Balaídos. Fue superior a su rival el conjunto vigués, aunque por momentos le faltó intensidad y en la recta final se dejó empatar un tanto inicial de Maxi Gómez. Y si los célticos no tuvieron puntería durante el choque, menos aún en la tanda de penaltis que le dio el trofeo al conjunto italiano.
El fútbol del Celta es una búsqueda constante. Cada jugada se subdivide en multitud de decisiones individuales que tratan de cuadrar con los movimientos colectivos. O, al menos, de la colectividad más cercana, diseñando paredes y triángulos en la búsqueda de territorios libres. Obviamente, la búsqueda se espesa cuando el ritmo es anodino y tiene mas visos de éxito cuando se aviva. Cada encuentro de pretemporada es un experimento que debe dar frutos en la cabeza de Juan Carlos Unzué, el diseñador mayor del reino celeste que gusta delegar en cada uno de sus jugadores esas atribuciones de diseñar el fútbol a ras de suelo. Aunque con límites físicos marcados en cada uno de los entrenamientos y que los futbolistas deben sentir como  hábitat natural y no como jaula.
El Memorial Quinocho significaba ayer la puesta en escena del equipo ante su afición. Pero, de arranque, la cita careció de intensidad. Ni el visitante Udinese se lo quería dar ni el local Celta la encontraba. El vacío de la grada de Río parecía generar un eco futbolístico pernicioso y monótono.
El balón era del conjunto celeste y el rival esperaba en el centro el campo. Reducción de espacios que permitieron un casi continuo ejercicio de búqueda de los jugadores de Unzué bajo las premisas del entrenador: pases cortos y los largos sólo como rara avis -dio uno Roncaglia al poco de arrancar buscando a Iago y nada más–.
Porque, a todo esto, el entrenador celeste no varió su plan de reparto de minutos fijado durante toda la pretemporada, comenzando el choque de ayer prácticamente los mismos que acabaron el anterior ante el Bayer Leverkusen. En la grada, los apartados de los amistosos Álex Lopez y Marcelo Díaz y el lesionado Pape Cheikh. Sí se recuperó de su gastroenteritis Tucu Hernández.
La primera parte del duelo no entretuvo a casi nadie. La grada, desperezándose del parón veraniego, seguía casi en silencio el choque y sólo un par de acciones individuales de Pione o Lobotka levantaban los ánimos, que finalmente se fueron calentando por generación interna propia, no por lo emocionante del espectáculo.
Salieron de cara las dos novedades de la plantilla. Y lo hicieron con buen pie. Lobotka demostró su capacidad para estar siempre moviéndose, ofreciéndose a sus compañeros como solución de pase y asumiendo con valentía y naturalidad el mandato de sacar el balón jugado desde la propia área si es preciso. A Maxi Gómez, por su posición mucho más desconectado del juego, le fue a la contra el escaso ritmo del choque y la escasa producción ofensiva del Celta, entretenido en tejer pases demasiado lejanos siempre al área visitante. En cualquier caso, el uruguayo tuvo la alegría de marcar el gol justo antes del descanso en un craso error del Udinese.
Hasta entonces, lo único reseñable había sido una casi ocasión de Aspas a los 11 minutos, cuando un centro suyo tropezó en un defensa y envió el balón llovido al larguero de la meta del Udinese, y un disparo de Hallfredsson desde el borde del área que se fue ligeramente desviado. Poco más, con un Celta sin llegada y un Udinese a la espera que sólo inquietó en un par de subidas de su lateral izquierdo Pezella. Pero justo antes del descanso, una falta lateral la saca en corto Pione, dejándosela a Aspas, que centra para que Nuytinck,de manera inverosímil, devuelva al balón desde el segundo palo hacia el centro del área. Allí estaba Maxi, que controló y marcó.
Realizó el Udinese los cambios habituales en estas citas antes que el Celta, lo que incrementó aún más la sensación de dominio celeste. Los de Unzué se afanaban en superar la primera línea de presión italiana en el centro del campo y, cuando lo conseguía, volvía el afán de romper a los italianos al borde de su área. Ahora, al menos, la intensidad era mayor.
Aparecieron poco a poco los cambios. Rubén, Cabral, Hjulsager, Brais, Tucu... Este último considerado como Unzué como competidor directo de Radoja en el puesto de pivote. Y con los cambios, como ha sucedido en todos los partidos precedentes, se cortó el mejor momento de juego del Celta. Las pruebas por encima del rendimiento, lógicamente.
El partido corría el peligro de que cualquier desajuste provocado por la borrachera de cambios variara el marcador. Y así sucedió: balón aéreo ganado al borde del área celeste por el Udinese y doble fusilamiento de De Lima, el primero detenido por Rubén y el segundo no. Sin tiempo para más, el Memorial se decidió en la tanda de penaltis. El Celta sólo anotó dos de cinco y el trofeo se fue lejos de Vigo. Un despiste.

Celta:
Iván Villar (Rubén Blanco, min.46); Hugo Mallo (David Costas, m.77), Sergi Gómez (Gustavo Cabral, m.46), Facundo Roncaglia (Andreu Fontás, m.77), Jonny Castro (Diego Pampín, m.77); Stanislav Lobotka (Brais Méndez, m.62), Nemanja Radoja (Pablo 'Tucu' Hernández, m.62), Jozabed Sánchez (Daniel Wass, m.77); Iago Aspas (Claudio Beauvue, m.77), Maxi Gómez (John Guidetti, m.73), Pione Sisto (Andrew Hjulsager, m.62).
Udinese:
Seuffet (Bizarri, m.46); Widmer (Wague, m.50), Larangeira (Angella, m.46), Nuytinck, Pezella (Bocuniewicz, m.50); De Paul (Inglesson, m.46), Balic, Hallfredsson (Fofanaseko, m.46), Matos (Ruselo, m.72); Lasagna (Al Tameeni, m.46), Thereau (De Lima, m.60).
Árbitro:
Ignacio Iglesias Villanueva (Galicia). Amonestó al visitante Pezzella.
Goles:
1-0, m.44: Maxi Gómez; 1-1, m.85: De Lima.
Penaltis:
Al Tameemi gol; Tucu fallo; Balic fallo; Costas gol; De Lima gol; Cabral fallo; Angella  fallo; Wass gol; Fofanaseko gol; Guidetti falllo.  

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