CELTA

El delantero apuesta por el silencio en público

Maxi Gómez, en un entrenamiento en A Madroa antes de la lesión que se produjo con Uruguay.
photo_camera Maxi Gómez, en un entrenamiento en A Madroa

Desde hace meses, no se sabe qué opina Maxi Gómez de su presente y de su futuro o del presente o del futuro del equipo. Se desconoce si le ha parecido bien el cambio de entrenador o si se entendía mejor con Antonio Mohamed.

No se intuye si le enfadó que Miguel Cardoso lo dejase en el banquillo en su primer encuentro al frente del equipo celeste. Y, sobre todo, no hay noticia sobre si está cómodo con una situación contractual en la que no llega la mejoría de contrato y se mantiene la cláusula.
Nada. El internacional uruguayo apenas se ha puesto en una ocasión delante de un micrófono en Vigo en lo que llevamos de temporada. Tiene todavía ésta y tres temporadas más firmadas en Vigo –hasta verano de 2022– pero ya el pasado curso puso sus asuntos en manos de la firma de representación Stellar Group, de conocida mala relación con el Celta. El silencio desvela su malestar.
Desde Madrid han situado a Maxi Gómez como objetivo del Atlético de Madrid para este mismo invierno, aunque con escasa base económica por detrás salvo que se produjese una venta. En todo caso, el Celta parte de una posición cómoda para negociar. La cláusula fijada en su día de 50 millones de euros le garantiza una operación millonaria en caso de que un equipo se decida a apostar fuerte por el ariete charrúa. Y, si no es así, disfruta sobre el campo de un delantero de referencia en la Liga a un coste muy asumible teniendo en cuenta su rendimiento.
Lo que es innegable es el compromiso de Maxi con el juego y con el equipo. De forma inteligente, el futbolista sigue rindiendo al máximo y con una actitud de aprendizaje encomiable. 50 partidos después, sigue creciendo.n 

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