división de honor

La defensa, pero la inesperada

Cacheda, majestuosa ayer en la dirección de juego, y Cerqueira, perfecta avanzada en el 5.1, celebran un gol durante el derbi de ayer en Porriño.
photo_camera Cacheda, majestuosa ayer en la dirección de juego, y Cerqueira, perfecta avanzada en el 5.1, celebran un gol durante el derbi de ayer en Porriño.

El 5.1 atrás llevó al Porriño, tras un partido coral, a la victoria en el derbi ante un Guardés temoroso de sí mismo

El Porriño es un equipo optimista, feliz por su presente con sus metas más ambiciosas a su alcance; el Mecalia Atlético Guardés es un equipo temeroso, triste en medio del vértigo de ver alejarse el horizonte de sus deseos fundados. Y en ese punto de cada uno de los dos equipos llegó el derbi, que cayó del lado porriñés porque las pupilas de Abel Estévez jugaron mejor. Una perogrullada más que cierta que no evitó un final ajustado.
Del Guardés se teme su rocosidad, su enorme fortaleza sostenida en centímetros, kilos y calidad. Todo sustentado en un 6.0 que asustaba previamente y que, habitualmente, desequilibra. Pero lo que decantó el partido de ayer fue el 5.1 defensivo porriñés –Bárbara Cerqueira de enorme avanzada–, una defensa inteligente, intensa y profunda, con continuas salidas de sus penúltimas para cortocircuitear a la primera línea rival. Desde ella, el Porriño clavó su plan: defender y correr. Si puede ser al contragolpe, al contragolpe; y si no puede ser, en rápidas transiciones lideradas por una Cecilia Cacheda en estado de gracia que leyó siempre el partido entre líneas e hizo que hasta el ataque posicional local –con mención especial al arranque de Sarai y al final de Soraia, a la pelea de Alba en el pivote y a la sabiduría en la continuidad de Andrea– rozase la perfección frente a las torres guardesas por momentos.
Abel Estévez, técnico local, pocas veces habrá disfrutado más de un partido. Porque sus jugadoras plasmaban siempre el plan previsto mientras el Guardés se diluía presa del buen juego del rival y de sus propios temores lejos de A Sangriña, que le han llevado a perder sus tres últimos partidos como visitante, a dejar escapar la pelea por el título e incluso a estar pendiente de seguir tercero.
Y eso que el comienzo del partido se movía en las pautas fijadas por las del Baixo Miño, con su 6.0 complicando la vida a las locales y Estela Carrera sacando un par de balones a las extremos locales. De ahí el 1-2 del primer parcial. En ese momento, la primera exclusión visitante y, sobre todo, el frenazo al ataque del Guardés ante el 5.1 porriñés comenzaron a escribir el partido. Dos goles de Sarai Samartín con la defensa rival formada hicieron creer al Porriño que era posible. Y vaya que se lo creyeron.
Del 1-2 se pasó al 6-2 (m.11), con Manu Etayo gastando ya un tiempo muerto y cambiando su primera línea sacando a Nuria Benzal sin respuesta efectiva en la pista. Pero las extremos porriñesas campaban a sus anchas mientras el Guardés, incómodo siempre, acumulaba pérdidas. El Porriño, incluso, se permitía el lujo de errar alguna contra clara. El 12-5 (m.20) obligó a Etayo a otro tiempo muerto y a otro giro metiendo en pista a Inés Hernández en la primera línea y a Cristina Maestro en portería. Y poco después, apostando por una mixta sobre Cacheda para nublar el ataque local, algo que no logró en una primera parte que se cerró con una exclusión por protestar a Nuria Benzal que daba cuenta del estado de nervios en el que vivían las visitantes (15-9).
Pero la calidad del Mecalia todavía daría para mucho. Hizo un primer amago recién salido del vestuario con Maestro parando –por cierto, Susi Sánchez hacía lo propio en la otra portería–, pero el Porriño aguantó firme y hasta pudo abrir un hueco definitivo si con 19-14 (m.37) la meta visitante no saca un siete metros y una contra clara de forma consecutiva.
Con 21-15, volvió (m.42) la mixta sobre Cacheda y esta vez la fórmula funcionó porque se vio acompañada de una estelar Doiro en ataque.  Un parcial de 1-6 puso el partido en un ay (22-21, m.51). Un mal cambio sancionado con dos minutos, una invasión de área en ataque y un gol de Soraia frenaron a las visitantes, que volvieron para intentarlo (23-22, m.54). Pero la bola para empatar se quedó en una pérdida entre Kurchankova y Sheila y el Guardés ya no volvería a tener otra. De ello se ocuparon dos tracendentales goles de Sara y Soraia que certificaron un merecido triunfo local. Bello derbi.n

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