La nueva sede del Celta tiene un elemento arquitectónico diferencial: la cúpula que la corona. Desde las calles adyacentes a Príncipe los paseantes pueden apreciar esa cima acristalada del edificio que, en su interior, cubre las cuatro últimas plantas, desde la clínica al restaurante Silabario.
Pero el innegable impacto visual de tal elemento se ha visto acompañado de ciertos perjuicios tanto para las dependencias internas como para otros edificios cercanos. Para solventarlos, el club ha dispuesto tanto una cubrición por dentro con estores como una externa.
Por un lado, la gran superficie acristalada ha generado un problema de sobreiluminación y, sobre todo, de aumento de temperatura en el interior, especialmente en los días soleados pero no sólo en ellos. Como única dependencia pública bajo la cúpula, el restaurante ha sufrido en mayor medida tal situación y también ha encabezado la búsqueda de soluciones: además de dispersores de agua, en las últimas semanas se ha dispuesto de unos estores para disminuir el impacto de la luz en la dependencia sita en el último piso.
A nivel exterior, las quejas han llegado principalmente de la comunidad de vecinos del edificio número 43 de la calle Príncipe, destinado en su totalidad a oficinas. Sus representantes lamentan que han puesto en conocimiento de los responsables de la obra de la sede y del Celta hasta en dos ocasiones las molestias –visuales y de aumento de temperatura– generadas por los relejos que originan los cristales de la cúpula, sin haber recibido respuesta. De ahí que se determinasen a adoptar medidas administrativas en el Concello y a reclamar también por vía judicial.
Mientras, el club ha comenzado a cubrir la cúpula por el exterior con láminas especiales transparentes para reducir los reflejos. Veremos si es suficiente.n
