THAYLOR LUBANZADIO. Nuevo delantero del Coruxo

"Cuando estuve en el Celta B era un crío, no lo valoraba"

Thaylor Lubanzadio, nuevo jugador del Coruxo.
photo_camera Thaylor Lubanzadio, nuevo jugador del Coruxo.

Thaylor Lubanzadio (Bilbao, 27 de febrero de 1994) firmó el martes por el Coruxo y regresa a Vigo, ciudad en la que estuvo durante cuatro años dentro de la estructura del Celta. 

¿Cómo llega al Coruxo?
No tenía intención de cambiar de equipo, pero el Coruxo me dio la oportunidad de venir y no lo dudé. Ellos querían un delantero, me llamaron y para aquí me vine. Me insistieron bastante, ya me querían en verano y un sitio en el que te quieren, siempre es un sitio bueno al que ir. 

¿Qué conocía del club y de los hermanos Montes?
A los entrenadores nos los conocía. Fue hoy mi primer contacto con Jacobo y Marcos Montes y la verdad es que el 'feeling' fue bueno. De la etapa del Celta ya conocía al club porque jugué varias veces contra el Coruxo, siempre perdí contra ellos, pero los conocía de eso. Es un club pequeño, pero que se trabaja bien. Lleva 9 años seguidos en Segunda B, que es algo complicado de conseguir, y dispone de fútbol base, por lo que no es tan pequeño.  

El Coruxo apuesta por un juego vistoso, ¿le ayudó a venir?
Es algo que hablé con el presidente y así es. Es un club que apuesta por un juego de posesión, que le gusta la pelota, jugar y atacar.  

¿Qué diferencias hay del Thaylor de ahora con el que estuvo en el Celta B?
Cuando estuve en el Celta B era un crío. Llegué con 17 años y me fui con 21. Quizás no valoraba ni dónde estaba ni tenía los pies en la tierra. Ahora soy un jugador más maduro, más hecho, con ganas. Sé lo que quiero y lo que tengo que hacer, es la gran diferencia. Después de unos 150 partidos en Segunda B ya sé lo que hay en esta categoría. Todos los jugadores queremos hacer un buen año para que se te vea y, al final, peleamos por eso. 

Y viene a una ciudad que conoce.
En Vigo se está muy bien. Fueron tres años aquí y esto es como en casa. Me muevo a la perfección y sé por dónde ir y dónde están los sitios. Me gusta, me recuerda mucho a Bilbao, pero con playa.  

¿Sigue al Celta y a jugadores que estuvieron con usted? 
Sí, sí, siempre. No dejé de seguirlo y tengo compañeros en el equipo como Kevin Vázquez, Rubén e incluso Hugo Mallo. Sigo tanto al primer equipo como al filial. El caso de Kevin es curioso porque es de los que más partidos jugó con el B. No sé si antes o después, pero está. 

¿Está en condición de jugar? 
Sí, sí. Ya tengo muchas ganas terribles de entrenar y de jugar. Ya le pegué un vistazo al calendario. Ahora me toca el Inter de Madrid y después llega un bonito partido en Barreiro. Está todo controlado y, en cuanto vi el calendario del Coruxo, me alegré de haber venido a tiempo y poder jugar con el Celta B. De  la afición del Coruxo me explicaron que es pequeña, pero que viene gente y aprieta. Es bueno para que los jugadores podamos estar metidos y sin relajarnos en ningún momento. 

En los últimas semanas se mostró activo en las redes sociales en la lucha contra el racismo en el fútbol. Usted también vivió un capítulo, ¿qué se tiene que hacer? 
Es un tema en el que estoy metido. Me pasó en primera persona y no me gusta que le pase a nadie. Es algo muy desagradable. No tolero el racismo, me puede y me enervo con ese tema. En el campo afecta mucho porque estás acelerado a muchas pulsaciones e igual reaccionas de una forma que no lo haría en la calle. Con toda la tensión, igual reaccionas de la manera que no quieres, pero todo por la fustración y la rabia. 

¿Qué pide a los dirigentes?
Pienso que se tiene que ser mucho más tajante y duro. Tienen que hacer más desde arriba porque a mí no me vale que hagan cuatro anuncios bonitos, con buenos jugadores y ya está. Se tiene que ser duro cuando haya un caso como el que sucedió con Koulibaly en el Nápoles. Es preciso cortarlo de raíz y si hay que parar un partido, se para y punto. En lo referente a las aficiones, hay sitios en los que todavía quedan cosas por hacer. En lugares quedan ultras y, a mí, particularmente no me gustan. Tengo que decir que desde el episodio que viví yo (en 2017 denunció insultos del central Marc Trilles) no tuve ningún problema más en ese sentido y es algo que me pone contento. Al final, si sucede, depende de una persona en el campo (árbitro) y es el que tiene que actuar. Si lo pones en su conocimiento y no lo hace, te frustras el triple.
 

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