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Cómo exprimir la táctica

El entrenador del Celta, Miguel Cardoso, medita mientras presencia el entrenamiento matinal del equipo ayer en A Madroa.
photo_camera El entrenador del Celta, Miguel Cardoso, medita mientras presencia el entrenamiento matinal del equipo ayer en A Madroa.

Miguel Cardoso ha utilizado ya cuatro dibujos distintos, el último con tres centrales

Se estruja el cerebro el estudioso Miguel Cardoso buscando la manera de hacer funcionar bien a su equipo con las piezas de las que va disponiendo en cada partido. Además, como los resultados no acompañan –lleva el portugués ocho derrotas, un empate y tres victorias en doce partidos–, la necesidad obliga a rebuscar en el planteamiento táctico el mejor escenario posible para que sus jugadores  exacerben sus virtudes y minimicen sus defectos.
En esa docena de encuentros en el banquillo celeste, el técnico portugués ha planteado al menos cuatro sistemas distintos de salida en los partidos: el 4-2-3-1, el 4-4-2, el 4-3-3  (o 4-1-4-1) y el 5-4-1. Una riqueza de dibujos que ya supera a la utilizada en los trece partidos en los que estuvo al frente del equipo vigués el anterior entrenador, Antonio Mohamed.
Cardoso comenzó su andadura en Vigo apostando por el que pasa por ser su dibujo predilecto: el 4-2-3-1. Fue ante la Real Sociedad y porque dejó en el banquillo de salida a Maxi Gómez. El uruguayo ya salió el campo en el descanso de ese encuentro y su dúo de ataque formado con Iago Aspas acabó por definir cómo jugaría el equipo: con un 4-4-2. Los resultados acompañaron durante tres jornadas, con sendas victorias ante Huesca y Villarreal y un empate con el Leganés. Y ese ciclo se cerró con la derrota en el Camp Nou.
Pero, más allá de ese tropiezo, lo que volvió a hacer variar a Cardoso su apuesta táctica de salida fue la lesión de Aspas. Sin uno de sus dos jugadores de punta, volvió a preferir una sola referencia arriba en los siguientes choques y más hombres en la penúltima línea, ya sea con un mediocentro como Fran Beltrán como mediapunta, ya con un jugador más adecuado como Brais. Y siempre con un doble pivote en el centro del campo. Ese 4-2-3-1, con mejor o peor juego, trajo consigo cinco derrotas consecutivas y obligó a otro cambio.
El nuevo giro consistió en pasar a un 4-3-3, mutable a un 4-1-4-1, en el partido ante el Sevilla en Balaídos. Cardoso apostó por dotar de más cuerpo al centro del campo para que el equipo ganase en solidez antes de buscar el potencial ofensivo que se le presupone. Más allá del resultado, el cambio sentó bien, aunque todavía estaba fuera de juego Aspas, quien tendría un sacrificado encaje en este dibujo.
Con todo, al técnico portugués no se le habían acabado los recursos y el pasado sábado ante el Getafe sorprendió tirando de una defensa con tres centrales, toda vez que recuperaba en plenitud a David Costas y Wesley Hoedt, expulsado dos partidos antes. Ante un rival con dos delanteros y poco dado a la elaboración pausada, quiso que su equipo se sintiese cómodo en campo propio. Lo sucedido con el árbitro varió el escenario.
Lo cierto es que Cardoso ya había empleado tal defensa pero de forma circunstancial en la vuelta copera, cuando buscó la manera de encajar a todos sus teóricos suplentes en un once. Derrota (2-0) y eliminación copera.
Con anterioridad, Antonio Mohamed también se había mostrado proclive a utilizar tres centrales, aunque el único nombre que se repite entre los elegidos es el de Araujo. Cardoso gusta de Costas y Hoedt. Su antecesor gustaba de Cabral y Roncaglia. Con esa disposición táctica, el Celta jugó cinco encuentros: victorias ante Levante y Atlético de Madrid, derrota con el Girona –cambió la apuesta al descanso–, empate con el Valencia y derrota con el Sevilla.
Por lo tanto, el balance con tres centrales de inicio en lo que va de temporada es de dos triunfos, dos empates y tres derrotas.n 

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