El Celta se movió para intentar que el rechazo que planteaban la mayoría de las comunidades de aguas previamente a sus asambleas del pasado fin de semana variase.
Por eso, apenas unos días antes de éstas, hizo llegar a las directivas de estos comuneros una propuesta, sin tiempo para analizarla en profundidad a través de los técnicos y los abogados. Con todo, algunos de los presentes en las asambleas sabían de este movimiento del club y reclamaron que se pusiese en común. Pese a todo, el resultado final fue de rechazo en cuatro de los seis colectivos.
Las dos partes en cuestión siguen con sus movimientos, en el caso del Celta sin comunicado alguno al respecto. Desde hace más de un mes, no tiene contacto con la Comunidad de Montes de Tameiga, pero se espera que siga intentando sacar adelante el proyecto en su totalidad.
Mientras, de por medio se mueve el Concello de Mos. La alcaldesa, Nidia Arévalo, asume públicamente una actitud de espera a que el Celta arregle la manera de hacerse con todo el terreno requerido. Por el momento, ha citado el próximo lunes a las comunidades de aguas.
Las obras, fijadas para ya
El Celta expuso en su momento que comenzaría las obras a inicios del mes de julio. Puede hacerlo perfectamente tras el acuerdo al que llegó con la Comunidad de Montes de Pereiras.
