tercera división

¡Choca esos cinco!

Cinco goles como cinco soles que Vilas sostiene a duras penas en sus manos en forma de balones para inmortalizar su logro.
photo_camera Cinco goles como cinco soles que Vilas sostiene a duras penas en sus manos en forma de balones para inmortalizar su logro.

Antón Vilas se dio un festín en forma de repóquer de goles con el que masacró al Céltiga

Este fue a la plaza; este compró un pollo; este lo limpió; este lo asó; y este gordito relleno todito se lo comió. Con la letra de esta canción infantil se resume tarde que pasó Antón Vilas el pasado domingo en Santa Mariña, en la que contó con los dedos de una mano -con todos ellos- los goles que le metió al Céltiga, que se fue de Redondela con un set de goles en su portería.
Aparte de lo ya de por sí sorprendente que es que un futbolista anote cinco goles en el mismo partido -es la primera vez que sucede en la trayectoria del Choco en Tercera-, lo realmente llamativo es que este devastador registro llega de la mano de alguien que está lejos de poder llamarse goleador. "Una vez en juveniles metí cuatro, pero esto nunca me había pasado", expresa Vilas con una mezcla de asombro y satisfacción por la mágica tarde que vivió el domingo. El jugador de Nigrán llevaba hasta el domingo dos goles en la temporada, los mismos que metió en todo el curso pasado. De hecho, su récord anotador está en los cuatro que firmó en el Rápido de Bouzas, en la temporada 2015/16. En resumen, el canterano del Val Miñor metió el pasado domingo más goles en 90 minutos que en cualquiera de sus temporadas como sénior.
"Es algo muy inesperado. Ni lo esperaba yo ni lo esperaba nadie", comenta el jugador del Choco con timidez, al tiempo que reconoce que todos sus compañeros de equipo "fliparon" con la situación y le "vacilaron" luego en la caseta. El recital de Vilas comenzó con fuerza en la primera parte. En siete minutos firmó los dos primeros para adelantar al equipo redondelano por dos veces -el 1-0, en el 22, y el 2-1, que rompía la igualada de Edu, en el 29-. Ese doblete al descanso ya era de por sí algo de mucho mérito para Vilas que, en la segunda parte, desató la tormenta perfecta tras un receso en su exhibición con el gol del juvenil Samu. Antón enganchó un balón en campo rival, inició la galopada en transición y al llegar a la frontal, clavó en la escuadra su tercera diana. Dos minutos más tarde llegó el cuarto, de rebote. "No sé qué pasaba. Cada vez que llegaba al área, la pelota entraba", bromeaba Antón para confirmar que cuando estás tocado con la varita, entra todo.
Su quinto gol en el 87 redondeó la gesta pero, sobre todo, volvió a dejar claro que Santa Mariña es inexpugnable -se mantiene invicto como local- y que el Choco lleva instalado en las nubes durante todo 2019 -no pierde desde el 2 de diciembre, trece jornadas consecutivas-. "Estamos en un buen momento. Al principio de temporada era salir de Redondela y perder, pero ahora nos sentimos mucho mejor y estamos compitiendo siempre", comenta Vilas, que sigue fiel al discurso de los 45 -tiene 41- puntos y de la permanencia. 
Esta racha de resultados solo se entiende desde el juego. Gonza Fernández ha sabido dar continuidad a la propuesta de Marcos Montes e incluso la ha acentuado, dando todavía más protagonismo a la pelota. "Nos asociamos muy bien, a todos nos gusta jugar", destaca un Vilas cuyo perfil encaja a la perfección en la idea y ha encontrado por fin la continuidad que le había faltado otros años. "Este año me encuentro mucho mejor y sobre todo más regular, que es algo fundamental para seguir creciendo", destaca el jugador choqueiro, que se toma a broma lo de ser un 'killer'. "Sé que no soy muy goleador pero siempre lo intento. Si veo portería, tiraré", apunta divertido, aunque después matiza: "Siempre y cuando no vea a un compañero mejor colocado, claro". 
Es probable que Vilas no vuelva a vivir algo así. O sí. Quién sabe. Lo que es seguro es que el pollo lo fue a buscar, lo compró, lo limpió, lo asó y él solito se lo comió.n

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