El equipo vigués encadena seis partidos sin ganar a domicilio, en los que ha marcado dos goles y recibido once
Un erial de dos goles a favor en seis partidos; una inundación de 11 goles en contra en cinco partidos. Un marcador parcial de 11-2. Así de contundentemente se resumen las seis últimas salidas del Celta en Liga, una mala racha como visitante que se alarga y se va ya a seis partidos sin ganar –2-1 ante el Alavés, 3-0 ante el Getafe, 1-0 ante el Girona, 3-0 ante el Atlético, 1-1 ante el Athletic y 1-0 ante el Leganés–.
Desde que Iago Aspas marcó sobre la hora en la primera de esas citas, la de Mendizorroza, el conjunto celeste sólo ha podido marcar lejos de Balaídos un tanto, el logrado por Brais Méndez en San Mamés que, al menos, sirvió para sacar un punto. Pero el decaimiento realizador de esos cinco últimos partidos fuera de Vigo llama especialmente la atención en un equipo con demostrada capacidad en este sentido, no en vano suma 54 goles en una de las campañas más productivas de su historia en Primera.
Los números son más que contundentes. Con anterioridad a este sextete oneroso, el conjunto que entrena Juan Carlos Unzué había anotado nada menos que 22 goles en 11 partidos como visitante. Es decir, una media de 2 tantos por encuentro que ha caído a una de 0,3 en estos últimos tiempos. Y si arriba canta la comparación, no lo hace menos atrás: en la primera oncena de duelos lejos de Vigo el bloque céltico había encajado 16 goles (1,45 por cita) y en los últimos seis ha recogido el balón de su propia portería en 11 ocasiones (2,75 por cita). Es decir, encaja casi el doble de tantos.
Esa incapacidad para marcar y, por consiguiente, puntuar fuera de casa ha sido el lastre fundamental que explica que el Celta tenga muy complicado, hoy por hoy, alcanzar una plaza continental. Y el viraje realizador es tal que, hasta el encuentro con el Getafe, el equipo vigués había marcado siempre en sus partidos a domicilio. Ahora, ya van cuatro en los que no.n
