ATLÉTICO MADRID 2-2 CELTA

El Celta se iguala con el campeón

Larrivey tuvo que pelear todo el partido con la dureza de los dos centrales colchoneros, Godín y Miranda (este último en la imagen).
photo_camera Larrivey tuvo que pelear todo el partido con la dureza de los dos centrales colchoneros, Godín y Miranda (este último en la imagen).

El equipo vigués sacó un merecido empate ante el Atlético a base de trabajo y genialidades y continúa invicto 

De uno en uno en puntos.  Sin dispendios. Pero lo ganado en autoconfianza no se calibra por unidades. El Celta se hizo acreedor ayer del derecho a puntuar en el campo del campeón, el Atlético de Madrid. Conjugando genialidades y trabajo; merecimientos y deméritos; fe en la idea inicial y capacidad para ir retocándola. Un inesperado taconazo de Pablo Hernández precedió a la remontada colchonera a base de palón parado; y una inesperada ruleta de Planas provocó un penalti que Nolito convirtió en el empate final. Un punto. Tres empates seguidos para llegar al derbi invictos.
El Celta se plantó en el Calderón sin Nolito y con Hugo Mallo como novedades. Pablo Hernández debutó como titular. Y mientras el equipo se afanaba en aguantar el intenso primer envite colchonero, al chileno se le vio lento con el balón y desajustado en defensa, abriendo un agujero por la izquierda de la defensa celeste que Juanfran iba explotando con peligro. Pero cambió las dudas en elogios a los 18 minutos cazando de espuela y en escorzo, cuando nadie –sobre todo Godín y Moyá– lo esperaba, un centro lejano de Planas. Gol estrambótico, bello por lo inusual y lo acrobático.
El balón, hasta entonces copartícipe de la velocidad en la celérica elaboración del Atlético, pasó a los pies de los vigueses. El fútbol horizontal serenaba el ímpetu vertical local. Entre otras razones porque el técnico celeste, Eduardo Berizzo, realizó, unos minutos después del tanto, el primero de sus ajustes tácticos con el partido en vivo: Orellana pasó a la banda izquierda para frenar las acometidas de Juanfran. Y funcionó. Aunque Griezmann, veloz y eficiente, buscaba sendas en la defensa celeste. Encontró una con un balón por encima de la retaguardia que dejó a Ansaldi solo ante Sergio. El portero de Catoira empezó su gran noche, que jalonó con un puñado más de intervenciones de ésas que valen tanto como goles propios.
Pero se sabía que el Atlético es una adalid de la línea recta. Para qué añadir piezas sin con dos llega. Un centrador y un rematador. El ancho del terreno de juego no es más que la delimitación de la calle para correr hacia la meta rival sin apenas mirar a los lados. Siempre hacia delante. Veloz, efectivo. Despiadado en lo táctico. Y esperando esas faltas al límite o rechaces a saque de esquina que posibiliten su escenario preferido: las acciones a balón parado.
En diez minutos, remontada. Koke saca una falta lateral genialmente, Larrivey se despista en el marcaje de Miranda y el central marca. Gabi pone el balón en el corazón del área céltica en un córner, Godín evita la suave oposición de Hugo Mallo y se eleva sobre todos para marcar. Conocer los puntos fuertes del rival no evita sufrirlos.
Tras el descanso, nuevo retoque de Berizzo: sale Nolito y se sienta Álex López. Orellana vuelve a la derecha y las dos bandas funcionan mejor en lo defensivo y en lo ofensivo. De hecho, Orellana cede un balón de gol a Mallo nada más empezar que el lateral no supo resolver. Era la señal de que el Celta no se rendía. Y si por la derecha no, por la izquierda. Nolito encuentra la llegada de Planas, que gira sobre sí mismo para llevarse el balón ante un Miranda que sólo lo puede detener haciendo penalti. El gaditano empató el choque.
Llegó entonces el tiempo de sufrir. Porque el Atlético empujó al Celta a su campo. El vestuario celeste se lamentó estos días de no estar sabiendo cerrar los partidos y se dispuso a ello, pero desde la defensa. Y Berizzo varió de nuevo el trazo táctico con una novedad: Sergi Gómez surgió del banquillo como pivote defensivo a falta de veinte minutos. El mensaje era sufrir defendiendo. Con los dos equipos sacando fuerzas de flaqueza, Sergio tomó el papel de salvador ante un Atlético empeñado en colgar balones al área y que vio anulados, correctamente, dos goles por fueras de juego.
Raúl García y Cerci dieron más madera a los locales arriba. Jonny salió para dar más agua a la defensa apagafuegos, con un centro del campo formado por Sergi, Radoja y Planas. Era para cerrar el partido. Lo cierto es que lo cerró Sergio. Y bien cerrado está. Un punto, invictos y vivos en el Calderón.

Atlético de Madrid:
Moyá; Juanfran, Miranda, Godín, Ansaldi; Arda, Gabi, Tiago, Koke; Griezmann (Raúl García, m. 67) y Raúl Jiménez (Cerci, m. 81).
Celta:
Sergio; Hugo Mallo, Cabral, Fontás, Planas; Álex López (Nolito, m. 46), Radoja, Krohn Delhi (Jonny, m. 87); Orellana, Larrivey, Pablo Hernández (Sergi Gómez, m. 69).
Goles:
0-1, m. 20: Pablo Hernández, de tacón en un balón aéreo sobre el área del Atlético. 1-1, m. 32: Miranda remata con el pie un saque de falta de Koke. 2-1, m. 41: Godín, de cabeza a saque de esquina de Gabi. 2-2, m. 52: Nolito, de penalti.
Árbitro:
Martínez Munuera (valenciano). Amonestó al local Miranda (m. 51) y a los visitantes Cabral (m. 36), Orellana (m.45) y Sergi Gómez (m. 84).
Incidencias:
Estadio Vicente Calderón, con unos 48.000 espectadores.

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