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Beneficio presente, y futuro

Pione Sisto pelea estos días por ir al Mundial de Rusia, que sería un enorme escaparate para él.
photo_camera Pione Sisto pelea estos días por ir al Mundial de Rusia, que sería un enorme escaparate para él.

El Celta maneja un puñado de futbolistas susceptible de revalorizarse y ser muy bien pagado en el mercado

Sobre el papel, no es el Celta un club que base su economía en el superávit generado en la compra venta de futbolistas. Tales maniobras, alabadas hasta la saciedad en el caso del Sevilla de Monchi, sirven no sólo para cuadrar balances o sanear, objetivo para el que sí empleó el conjunto celeste a algún canterano en el pasado –léase Denis Suárez o Joselu, u operaciones como la de Jordi Figueras–, sino para generar beneficios que reinvertir para que el potencial deportivo del equipo crezca. Un sistema perfeccionado por el ahora director deportivo de la Roma y en el que, vistos los últimos años y vistas las piezas con las que cuenta actualmente, está empezando a hacer sus pinitos la entidad celeste.
Basta con echar un vistazo a la punta de ataque para empezar a ver posibilidades de futuro. Futbolistas como Pione Sisto, Maxi Gómez o Emre Mor llegaron al Celta en operaciones costosas para el nivel de los célticos en el mercado –6 millones de euros, 4 millones y 13 millones, respectivamente–, pero se espera de ellos, todos ya internacionales absolutos, una revalorización que, de hecho, ya está empezando a darse. Y tal circunstancia se puede repetir con algún joven jugador más como Stanislav Lobotka –costó unos 5 millones–. Porque, aunque es bien sabido que las grandes sumas se suelen desembolsar por los atacantes, también se dan casos como, por ejemplo, el de Pape Cheikh este verano.
En lo que llevamos de temporada, muchos de ellos ya han llamado la atención. Especialmente, el danés Pione Sisto, al que el periódico inglés "The Guardian" y algunas webs especializadas han situado entre los diez jugadores que más se han revalorizado en este inicio de temporada. Su condición de primer asistente de la Liga, con apenas 22 años, es un gran escaparate que podría incluso multiplicarse si Dinamarca logra estar en el próximo Mundial de Rusia.
Allí también aspira a estar Maxi Gómez, que el pasado jueves debutó como internacional absoluto con Uruguay. El delantero charrúa centró todas las miradas con su increíble arranque realizador, al haber anotado seis goles en las siete primeras jornadas de Liga, pese a que en las tres últimas no ha visto portería tras perderse una por sanción. Con todo, desde su país ya empiezan a apuntar intereses de equipos grandes como el Atlético de Madrid. Si a sus 21 años se estabiliza en la selección, cuestión complicada al tener la durísima competencia de Cavani y Luis Suárez, los 4 millones que costó podrían parecer muy poco.
Más despacio va Emre Mor, precisamente el más caro de todas estas jóvenes promesas y el que llegó a Vigo con más nombre. Precisamente su presencia en la selección turca ayudó a que el turco-danés recalase primero en el Borussia Dortmund y ahora en el Celta. Su innegable vistosidad y calidad en el uno contra uno debe acompañarla de mayor capacidad para participar en el juego del equipo y en la finalización. Si es así, a sus 20 años, su mercado futuro es muy amplio, incluido el de los volubles –y habitualmente gastadores– conjuntos otomanos.
Por último, Stanislav Lobotka,  de 22 años, tiene el pero de no jugar tan adelantado ni tan relacionado directamente con el gol. Aun así, Juan Carlos Unzué le ha dado mucha confianza y él responde con buenas actuaciones, aunque Eslovaquia se ha quedado sin Mundial y su escaparate será menor.n

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