Valencia-celta

Un bailarín en el centro del campo

Lobotka, de espaldas, celebra junto a sus compañeros el gol del empate ante el Valencia.
photo_camera Lobotka, de espaldas, celebra junto a sus compañeros el gol del empate ante el Valencia.

El eslovaco tiene un don para moverse sobre el terreno de juego con delicadeza y precisión

Ver jugar a Stanislav Lobotka es un regalo para los ojos. El eslovaco tiene un don para moverse sobre el terreno de juego con la delicadeza y la precisión de un bailarín. Siempre ocupa el hueco que debe ocupar, siempre avanza allí donde debe avanzar, se gira hacia donde debe para evitar la presión del rival y entrega el balón al compañero mejor situado. Entiende el juego como un veterano, pero acaba de cumplir 23 años. Es un fichaje de altura.
Lobotka completó un partido mayúsculo en Mestalla. Ni siquiera un rival en un momento dulce ni un centro del campo con futbolistas de la talla de Kondogbia o Parejo puede frenar el inexorable crecimiento del eslovaco. El juego del Celta fluye gracias a él. Ya sea entregando el balón de primeras, controlando y tocando o incluso conduciendo el esférico, Lobotka es una apuesta segura. Recibe el balón y lo entrega una y otra vez, con una seguridad impropia de su edad y de un recién llegado a la Liga española.

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