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La afición supera al comunicado

Las dos aficiones convivieron sin problema alguno tanto en las horas previas del encuentro, como dentro del estadio.
photo_camera Las dos aficiones convivieron sin problema alguno tanto en las horas previas del encuentro, como dentro del estadio.

Un millar de spotinguistas siguió sin problema alguno, más allá del frío, el partido en un Balaídos nervioso

Intercambiar comunicados como arengas es feo. Compartir afición por el fútbol es bonito. Toda la prevención por la llegada a Vigo de los aficionados del Sporting, molestos por el trato del Celta tras decidir oficialmente no venderles entradas, se quedó en eso. Porque el millar de seguidores del conjunto gijonés no hicieron más que acompañar a los suyos dando color a la ciudad durante todo el día y estirando dicho colorido hasta el estadio.
Porque la prohibición de vender entradas a los seguidores del conjunto asturiano no fue tal. Durante la jornada se despacharon billetes para los visitantes e incluso se vieron dentro del estadio camisetas, bufandas y hasta alguna pancarta del Sporting sin que esto provocase problema alguno en un estadio que vivió una entrada floja, superando por poco las 18.000 personas. El frío y la televisión en directo fueron motivo suficiente para que mucho seguidor celeste se quedase en casa.
También ayer, el club había solicitado a sus aficionados que adelantasen la entrada en el estadio para poner en marcha unas medidas de seguridad más exhaustivas tras los atentados de París. Y el aumento de celo se llevó a cabo sin ocasionar problemas de importancia, con el dispositivo trabajando a destajo para inspeccionar cada bolsa o mochila que entrase en el recinto.

Tiempo de sufrir
Con todo el mundo, o casi, ya sentado se empezó el partido y la grada supo enseguida que no era noche para disfrutar, sino para sufrir y que el frío no iba a ser la única incomodidad con la que lidiar. Pese a que el gol de Orellana llegó pronto y abrió una esperanza de placidez después de dos meses sin ver por Balaídos una victoria.
Hubo tiempo para desesperarse y para recobrar el ánimo. Hubo tiempo para lamentarse por la suerte esquiva y para felicitarse por la fortuna bondadosa. Hubo tiempo para el reproche y para el aplauso. Y, finalmente, hubo tiempo para la relajación y el disfrute numérico de tres puntos más.
Y todo sin que surgiese problema alguno con el millar de seguidores del Sporting que se acercaron hasta Vigo y gastaron su buen dinero en Vigo, especialmente por el Casco Vello. La afición por el fútbol no necesita de comunicados.n 

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