LORENZO ENVÓ. Jugador del Amfiv

"Ganar un título fue una liberación para mí"

Lorenzo Envó comenzó a jugar en Vigo en el Pabellón del Carmen, donde "caerse no es lo más cómodo".
photo_camera Lorenzo Envó comenzó a jugar en Vigo en el Pabellón del Carmen, donde "caerse no es lo más cómodo".

Lorenzo Envó (Guinea Ecuatorial, 29 de septiembre de 1978) metió la canasta de la victoria ante el Ilunión de Madrid el pasado sábado en la prórroga.

Se jugó el triple decisivo, como otras tantas veces, ante el campeón de Europa y tras un partido en el que había fallado seis y metido uno. Una cuestión de "confianza" para un jugador que llegó hace quince años a Vigo desde Sevilla y que combina el baloncesto en silla con su actividad laboral porque "el lunes hay que venir y estar ocho horas a pleno rendimiento". 

Última posesión con empate y se juega el último tiro en un día que sólo había metido un triple. 
Estaba fallando, pero no estaba tirando mal. Simplemente no me entraba. Todos los tiros que había tirado, no estaban mal. Tenía la confianza y tengo claro que el deporte es así. Antes me preocupaba más cuando fallaba mucho hasta que una vez vi un partido del Real Madrid de Carroll y fallaba, pero tiraba igual, tiraba, tiraba. En ningún momento dudó y si tenía que lanzar una bola caliente, lo haría. Eso me dio confianza y tomé su ejemplo. Puedes fallar, pero yo tenía confianza igual en mi tiro. 

Y el tiro entró, ¿cómo sienta?
Muy bien, la verdad es que muy bien. Después de tanto esfuerzo por ganar el partido, estuvimos tan cerca y nos enviaron a la prórroga. Íbamos con la intención de ganar, pero era muy complicado.  

Este año están jugando con cinco y disputan todos los minutos. Tiene que terminar destrozado. 
El domingo llegué a casa a las seis y media o así, me metí en cama y no salí hasta el lunes. Estaba muy cansado entre el viaje y el esfuerzo físico. Me deja un poco tirado. Al empezar ya sabíamos que iba a ser una temporada dura. Aun así, tenemos que agradecer el esfuerzo que están haciendo nuestra puntuaciones bajas Shelley (Cronau), Santi Comesaña y De Jong porque trabajan muchísimo en cada partido para que jugadores como Zabala, Alejos o yo podamos tener tiros cómodos y liberados para anotar y hacer puntos. Sin su esfuerzo, sería complicado.  


Los rivales ya saben que no tienen cambios y los presionan a toda pista. 
Claro, hacen un juego duro desde el principio. Todos hablan de lo mismo, de jugar duro para desgastarnos físicamente porque no tenemos cambios y no somos unos niños. Estamos algunos cerca de los cuarenta o los superamos. Están sorprendidos del nivel físico que podemos dar. En toda mi carrera, es la primera vez que tenemos una plantilla tan corta. 

¿Qué significa el pabellón del Carmen para usted?
Cuando llegué fue aquí donde jugué los primeros partidos en Vigo. Le tengo un cariño especial porque es un pabellón diferente. Estaba acostumbrado a jugar en parquet y me encontré azulejos en el suelo... Dije: ¿en serio? Porque caerse aquí no es lo más cómodo del mundo. 

¿Cuándo llegó a Vigo?
Llegué con el Prestige. Ya no me acuerdo bien. Estaba jugando en Sevilla y sabía que aquí necesitaban a un jugador. Conocía a Berni Costas y a David (Mouriz) de la selección sub-21 y quería moverme. Mi idea era ir a Canarias, me dijeron que me iban a llamar pero no lo hicieron, esperaba y no llegaba. Lo hizo Pablo Beiro y, bueno, me vine para aquí. 

Y echó raíces...
Sí, y cumplí una promesa. Porque le dije que antes de irme iba a ganar un título. El título no llegaba, no llegaba y venga, una temporada más, una temporada más, y ya llevó aquí quince años. 

El título al final llegó, pero Pablo Beiro -fundador del Amfiv fallecido en 2015-, desgraciadamente, no lo pudo ver. 
Varias veces estuvimos cerca, con un buen equipo, tanto fuera como en Vigo, pero no pudo ser. No lo pudo ver, pero al final lo conseguimos y supongo que habrá disfrutado, no sé dónde, donde quiera que esté. Poder ganarlo fue una liberación porque hacerlo aquí, ante nuestra gente y después de todo el esfuerzo que tuvieron que hacer para organizar la competición... 

Recuerdo una final anterior en Vigo en la que se le rompió la silla.
Sí, en medio del partido se me rompió, en el peor momento, y pasamos un momento de bajón. Jugamos la final contra un equipo italiano y en el torneo había otro del mismo país. Me dejó la silla el del otro equipo porque no querían que ganara su máximo rival. Lo que pasa es que ya nos habían tomado mucha ventaja. Hay veces que cuando no está, no está. El sábado sabía que había que arriesgar tal como había ido el partido, sabía que tenía que meter un triple porque era cerrar la puerta del partido con llave. Meter una de dos era cerrar la puerta, pero no del todo porque  ellos podían meternos en otra prórroga con el nivel de rebote que tienen. De tres ya era más complicado. Entró y ganamos. 

Usted además, combina deporte y trabajo. 
Sí. Tras jugar, los lunes hay que venir al trabajo a producir y eso mucha gente no lo ve. Nos enfrentamos a muchos equipos que son profesionales y los lunes tengo que levantarme, ir a trabajar, hacer las ocho horas y, al terminar, irme a entrenar. Es el precio por dedicarse a esto en el alto nivel. Ya llevo 11 años en la empresa y soy parte de las estanterías... Y que dure mucho tiempo. 

¿Le preguntan cada semana cómo queda?
Sí, por supuesto. Y se meten conmigo. Siempre que perdemos, me dicen que en el periódico ponen una foto mía, pero que cuando ganamos ponen la de otro. Así siempre, pero lo llevo bien. También me felicitan de vez en cuando, después de la victoria ante el Ilunion me felicitó todo el mundo. 

¿Qué hay de cierto en que es un poco sucio jugando?
Yo me muevo en el reglamento. Hago todo lo que permite el reglamento, si no lo hiciera, estaría expulsado (risas). En el campo todo vale, queda ahí y hay que pelear por tus intereses. 

¿Llegó a estar cerca de la selección española?
Sí, llegué, pero ahora mismo ya nada. Ahora tienen un equipo bastante bueno, que fue plata en las Paraolimpiadas tras hacer un cambio generacional. En su momento, cuando yo estaba en mi máximo nivel, optaron por mantener un bloque que creían que era el adecuado y no tuve la opción. Ahora ya me veo mayor para la selección. Con jugar cada fin de semana ya me llega que no soy un chavalín. Más esfuerzo, el cuerpo no lo aguanta. Ese tiempo ya pasó y ahora deben ir los más jóvenes. No quiero que le hagan lo que en su día me hicieron a mí. No voy a entrar en la selección con 40 años cuando hay gente joven, que tiene que salir. 

En estos años, solo marchó a Bilbao una temporada, ¿por qué?
Me hicieron una oferta normal, pero me permitían seguir trabajando en Vigo y viajar el fin de semana. Confiaban en que podía mantener la forma y así lo hice. Me insistieron mucho y probé ese año. Dejé el equipo, pero volví. 

¿Piensa en la retirada?
Cuando venga alguien joven que pueda tirar como yo para adelante, lo dejaremos pasar y será el momento de dejarlo. Por ahora no lo hay. La verdad es que los viajes ya me cuestan mucho, es lo más duro. Cuando sea el momento, tenemos que dejar llegar a los nuevos valores.n 

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