El equipo vigués supera con claridad a un Levante sin argumentos con dos goles de Larrivey y uno de Álex López
El Celta se reencontró con la victoria casi un mes después al superar con claridad a un Levante con pocos argumentos futbolísticos que entregó su suerte a una defensa exacerbada y a sus contadas apariciones en campo contrario. El equipo vigués fue el que más propuso y, aunque le costó derribar el muro levantado por los pupilos del debutante Lucas Alcaraz, acabó encontrando el premio merecido. Dos goles de Larrivey, uno en el primer tiempo y otro en la recta final del partido, y uno de Álex López en el último minuto hundieron un poco más en la tabla a un Levante que acabó el encuentro con un hombre menos por la lesión de Héctor Rodas con los tres cambios hechos. Con este resultado, el Celta regresa a posiciones europeas a la espera del partido que el Villarreal, con dos puntos menos en su haber, disputa mañana en Sevilla.
Tal y como dejó entrever en la previa, Berizzo apostó por Santi Mina –inédito hasta anoche– como sustituto del sancionado Orellana en el extremo derecho. Además, Jonny sustituyó a Planas en el lateral izquierdo y Pablo Hernández jugó de inicio en detrimento de Álex López. Sorprendió tanto el 'Toto' dejando en el banquillo al ferrolano, que venía de completar un buen partido en San Mamés, como tan poco Lucas Alcaraz con su planteamiento.
El técnico granadino no engaña a nadie. Entrega las esperanzas de su equipo a una vocación defensiva en ocasiones desmedida, muchas veces efectiva y casi siempre difícil de digerir para el espectador. Si el Celta busca el error del rival con una presión alta, el Levante espera el fallo ajeno mientras se protege acumulando hombres en su parcela. El equipo vigués salió con la lección aprendida y movió bien el balón en los primeros minutos, con critero y paciencia, como demandaba Berizzo, buscando una grieta en la retaguardia de un Levante que se plantó con nueve hombres por delante del vigués Diego Mariño y Barral como osado aventurero en la punta del ataque.
No tardó en llegar la primera oportunidad del partido, fruto de una ruptura por banda izquierda de Nolito, que llegó hasta línea de fondo y cedió el balón atrás para el 'Tucu' Hernández, que remató demasiado alto.
El Levante se limitaba a despejar el balón lejos de sus dominios y el Celta no tardó en contagiarse del escaso afecto por el cuero de los azulgranas. Los errores se acumulaban en la zona de construcción, tentando a la suerte y animando a los jugadores del Levante a salir de su caparazón en pos de algún balón suelto que convertir en ocasión de gol. Sin embargo, la única aproximacion valenciana fue una falta botada por Ivanschitz desde el costado izquierdo que Diop remató demasiado flojo.
Poco a poco, el Celta consiguió recomponerse y reinició su asedio al área de Diego Mariño hasta que en el minuto 26 volvió a completar un sublime ejercicio de efectividad. Tal y como hizo hace una semana en San Mamés, convirtió en gol su primer disparo entre los tres palos. Santi Mina inició la acción del 1-0 con un control orientado con el pecho que le valió para deshacerse de Nikos, continuó con un amago en la frontal, combinó con el Tucu y éste filtró el balón de primeras hacia Larrivey, quien en posición dudosa envió el balón al fondo de las mallas para no faltar a su cita goleadora en Balaídos.
El guión no varió tras el tanto del argentino. El Levante mantuvo su planteamiento y el Celta, más tranquilo al verse en ventaja en el marcador, supo limitar el número de errores y con ello las oportunidades del rival. Nolito se erigió una vez más en el factor desequilibrante del equipo vigués. A la media hora asistió al Tucu, de nuevo con el punto de mira desviado, y poco antes del descanso recogió un balón en largo de Cabral para filtrar un pase hacia Larrivey, que superó a Mariño en su salida pero cruzó el esférico en exceso.
Lucas Alcaraz buscó la reacción de su equipo en el descanso dando entrada a Xumetra y Víctor Casadesús en lugar de Rubén y Morales. Con Víctor y Barral como pareja de delanteros, el Levante fue algo más valiente (sin excesos) que en el primer tiempo, pero evidenció las carencias que le han dejado sin marcar en siete de los nueve partidos disputados hasta la fecha.
El problema es que al Celta le faltaba claridad de ideas para cerrar un partido que seguía en el aire con esa mínima ventaja que reflejaba el electrónico, como dejó claro Ivanschitz en una rápida transición que finalizó con un espectacular disparo desde la frontal que se estrelló en el larguero de la portería de Sergio.
Los célticos se estrellaban una y otra vez con la doble línea de cuatro que plantó el Levante frente a su área en la segunda parte y Berizzo introdujo savia nueva dando entrada a Madinda en lugar de Mina y más tarde a Álex López en detrimento del 'Tucu' Hernández. La salida del ferrolano resultó determinante, como también lo fue la lesión de Héctor Rodas que dejó con diez al Levante, que ya había hecho los tres cambios.
Corría el minuto 82 cuando Sergi Gómez cazó un balón en la medular, Álex jugó al primer toque con Nolito, el gaditano buscó a Larrivey y recogió el rechace de la zaga del Levante a su propio pase para internarse en el área y probar a Diego Mariño, cuyo rechace envió el argentino al fondo de las mallas. El partido estaba decidido, pero la fiesta no había terminado. Álex López cerró el marcador en el último minuto con un disparo desde la frontal ante el que el meta vigués del Levante pudo haber hecho algo más.
Celta:
Sergio; Hugo Mallo, Cabral, Sergi Gómez, Jonny; Radoja, Krohn-Dehli, Pablo Hernández (Álex López, min. 77); Nolito, Larrivey (Charles, min. 83), Santi Mina (Madinda, min. 66).
Levante:
Diego Mariño; Pedro López, Héctor Rodas, Juanfran, Nikos; Diop, Simao (Sissoko, min. 71); Rubén (Xumetra, min. 46), Ivanschitz, Morales (Víctor Casadesús, min. 46); Barral.
Goles:
1-0, min. 26: Larrivey; 2-0, min. 82: Larrivey; 3-0, min. 90: Álex López.
Árbitro:
Fernando Teixeira Vitienes (cántabro). Amonestó con tarjeta amarilla a los visitantes Xumetra, Pedro López y Simao.
Incidencias:
Partido correspondiente a la novena jornada de Primera División disputado en el estadio de Balaídos ante 19.231 espectadores.
