ÁNGEL GALÁN Comisario principal honorario, autor de ‘Introducción a la investigación de desaparecidos’

“Sólo hace falta un nuevo indicio para que el caso déborah pueda reabrirse”

Ángel Galán presenta su libro el próximo día 5 en Madrid.
photo_camera Ángel Galán presenta su libro el próximo día 5 en Madrid.

Fue jefe de la UDEV Central de la Comisaría General de  Policía Judicial,  impulsor de la sección de desapariciones y homicidios, y actual presidente del Instituto de Probática  e Investigación Criminal.

¿Qué es y por qué surge ‘Introducción a la Investigación de desaparecidos’?
‘Introducción a la investigación de desaparecidos’ surge por mi creencia de falta de una metodología experimentada y eficaz sobre la investigación específica de ese tipo de sucesos. Es o ha intentado ser una pequeña base sobre la problemática general de la situación de la ausencia ilógica de una persona en su entorno habitual y la metodología que entiendo debería de utilizarse.
    Trata por tanto de la situación en sí, esto es, de la situación que en principio no es delictiva, pero que puede complicarse si los indicios nos llevan a un acto homicida. De la falta de herramientas legislativas y jurídicas, así como de formación de las personas que deban hacer frente a la situación.

¿En el libro insiste de forma reiterada en una idea por encima de otras muchas, la de la experiencia de los investigadores. ¿Cree que no se valora lo suficiente este aspecto en la figura de quien tiene que estar al frente de un caso complejo como una desaparición inquietante?
En general la experiencia no se valora en absoluto en la sociedad actual, pero mi intención no ha sido simplemente eso, si no dar a conocer que la investigación de una desaparición es la más compleja con mucha diferencia de las investigaciones que pueden realizarse.
La razón es muy sencilla, en toda investigación se parte de unos hechos reales, físicos y claros, salvo en la desaparición, que no existe hilo porque tampoco existe ovillo. Así que la experiencia es la única base para comenzar con lógica y método, algo intuitivo inicialmente.     

Además de la falta de experiencia del investigador ¿qué otros errores comunes se cometen a la hora de abordar el esclarecimiento de una desaparición de estas características?
La falta de formación en la especialidad de los investigadores, de los juristas y letrados hace realmente muy complicada cualquier intento de investigar. Como digo anteriormente, no hay nada inicialmente, así que el instructor no es muy partidario de limitar derechos fundamentales de un ciudadano, cuando realmente no se sabe para qué.

Los letrados penalistas se encuentran con una ausencia simplemente ¿cómo pedir recortes de derechos fundamentales?
     Lo anterior no son errores, simplemente trabas para una investigación en que,  las primera horas son vitales por muchos motivos.
 
Según parece indicar, en los últimos años hubo un incremento de este tipo de desapariciones, la mayoría aún por resolver. Ante un panorama tan poco halagüeño. ¿Hay esperanza para todas esas familias?  
Si ha entendido eso, es que me he expresado mal. No creo que haya aumento, pero tampoco disminución y según comprueben los homicidas que ocultando el cuerpo sus hechos serán impunes, se repetirán incluso por los que hicieron el anterior. Si es correcto decir que lo casos que nosotros denominamos inquietantes siguen sin resolverse, salvo como decía una compañera suya, “que haya un golpe de suerte”.
 Eso se debe a muchos factores. Por tanto creo que lo honesto es ver la magnitud del problema real, la formación y herramientas que existen a día de hoy para luchar contra estos casos y viendo las posibles soluciones ponerlas en práctica. Me refiero a medios técnicos, humanos, formativos y legislativos.

Hace alusión en las causas a falta de medios y formación y a que la posibilidad de hacer justicia en estos casos son escasas. ¿Es necesario un cambio legal al respecto?
Honestamente creo que sí. A nadie se le puede escapar que un suceso del que no tienes más que indicios, nunca podrá ser juzgado con pruebas directas. Ya el Tribunal Supremo dice “el indicio, es todo rastro, vestigio, huella, circunstancia y en general todo hecho debidamente comprobado, susceptible de llevarnos, por vía de la inferencia, al conocimiento de otro hecho desconocido”. Si no se emplean de esa manera, esto es, que debidamente comprobados unos hechos de los que se infiere el delito, estos no se tienen en cuenta, mientras no aparezca el cuerpo en la desaparición, todos esos sucesos quedaran impunes.

A juzgar por los casos que se conocen y los datos que aporta, ¿se podría decir que las principales víctimas de desapariciones inquietantes son mujeres y que la motivación es sexual?
En absoluto. En los menores, podríamos decir que está ligeramente por encima la cifra de mujeres que la de hombres. Incluso en los mayores de 60 años es posible que haya más casos de hombres que de mujeres, pero en el segmento de edad entre los 18 y los 60 años, efectivamente la mayoría son mujeres. 
 Yo no diría que la motivación es sexual, sino más bien de relaciones hombre mujer, esto es, de pareja. Puede ser de índole sexual, de celos, económicas, etc. etc. y en la mayoría de los casos de los entornos de la desaparecida. Claro que también se dan casos que nada tengan que ver víctima y autor, casos como el de Diana Quer o el de la peregrina de Astorga, también ocurren, aunque de forma esporádica.

A lo largo del libro incluye ejemplos de casos reales, como la desaparición de María José Arcos o la extraña muerte de Déborah Fernández. ¿Cree que todavía hay posibilidades de reabrir estas investigaciones?
Sin duda lo creo, solo hace falta que surja de nuevo un indicio que nos deje seguir formando lo que denominamos “escena fantasma”. En el caso de Déborah que alguien nos pruebe que la vio en un punto después de aquel en que la rebasó corriendo el vecino, o una amistad íntima que era desconocida hasta este momento, permitiría volver a crear una hipótesis que nos acercara a la verdad de los sucedido.
En el caso de María José, un punto posterior al de su novio, podría igualmente devolver un nuevo hilo para la investigación.

En el caso concreto de Déborah, usted y su equipo invirtieron años en la investigación. Pese a que ha pasado mucho tiempo, la familia no descansa y vuelve a pedir colaboración. ¿Influye en la Policía las acciones particulares del entorno de la víctima?
No lo creo, al menos ni a mí, ni a mis equipos nos ha influido nunca. Pero eso no quita para que las familias hagan todo lo que se les ocurra y que sea legal lógicamente, también ellos pueden despertar conciencias y que alguna persona pueda dar algunos de los datos a los que antes hacíamos referencia.
Eso mismo deberían de buscar los medios de comunicación, sería mucho más práctico que el tocar temas morbosos de la víctima.

¿Sabremos alguna vez qué le pasó a la joven viguesa y quién está detrás de su desaparición y muerte?
Yo nunca he perdido la esperanza, aunque fue un caso con muchos problemas desde el inicio. Intervino CNP luego al aparecer el cuerpo de Déborah intervino GC, posteriormente volvió a CNP de Vigo, más tarde se incorporó la UDEV Central. La causa del óbito no era claro según el informe forense, podía ser muerte súbita o asfixia criminal, en fin el inicio del caso tuvo demasiados vaivenes. Pero tengo claro que se subió a algún vehículo antes de llegar a su casa y por tanto cambió de dirección. También tengo claro que la persona con la que se fue de forma voluntaria era alguien del entorno más cercano a ella y que la quería mucho, si no nunca habría dejado el cuerpo ni donde los dejó, ni como lo dejó. 
 

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